Los niños eliminados de la fábrica de chocolates
La segunda niña eliminada de la historia de Willy Wonka y la fábrica de chocolates, Miranda Mary Piker, quien tuvo el peor de los fin ales. Al igual que como ocurrió con Marvin Prune, la razón para sacar a relucir estos personajes no es solo por contar una mera curiosidad, sino porque su participación en la historia hubiera podido cambiar fuertemente la opinión que tenemos sobre Wonka, así como las teorías acerca de su fábrica.
Si bien en el caso de Marvin Prune se nos da a entender que Wonka no tenía planeado todo desde el principio, Miranda Mary Piker nos revela la naturaleza de Wonka, algo que al final se mostró de forma muy sutil en las películas que hoy conocemos.
Miranda Mary Piker
Miranda Mary Piker era una niña con sonrisa cínica que veía a los demás como seres inferiores, hija del dueño de una prestigiosa escuela, y con una madre estricta, era parecida en personalidad a Mike Teavee, pero mientras él centraba su vida en los videojuegos, con problemas de actitud, Miranda se centraba en sus estudios, tratando con desprecio al resto, siendo casi obediente con sus padres.
Ella muchas veces refutaba las cosas que ocurrían en la fábrica, al igual que suele hacer Mike, llamando a Wonka loco o estúpido por no aprovechar al máximo ciertos productos, o por considerarlos una completa tontería. A pesar de su forma de ser, que molestaba a todos, llegó a ser de los dos niños finalistas, convirtiéndose en la última eliminada, bajo ciertas circunstancias que parecieran haber sido provocadas.
La joven Miranda Mary Piker fue la primera en burlarse del terrible estado de Marvin Prune, así como de otros niños, y solía soltar algunos comentarios sobre Charlie, ya que por su humilde origen, no contaba con los conocimientos que se imparten en su tipo de escuelas. Pero, al ser bastante inteligente, no solo evitó cualquier riesgo en la fábrica hasta el último momento, sino que fue capaz de ver las supuestas intenciones de Wonka, acusándolo directamente de haber causado los destinos de todos los demás niños.
Ya quedando ella y Charlie, Wonka los guía hacia la habitación del “Spotty Powder”, un dulce que no ha salido a la venta, y que tiene el objetivo de ayudar a los niños cuando estos no desean ir a la escuela. Wonka nos cuenta sobre cómo este dulce, que tiene la forma, color y sabor del azúcar, es capaz de imitar la enfermedad de la varicela, sin afectar al niño realmente, para que así las madres les permitan quedarse en casa cierto día, perfecto para un día de examen importante u otra cuestión.
Esto, por supuesto, no debía usarse seguido, ya que de esa forma sería fácil saber que todo se trata de un truco. Miranda se enfureció al saber esto, al igual que su padre, quien lo veía como un grave peligro para su escuela y el sistema educativo, a lo que Wonka respondió que tal cosa no le importaba, puesto que a él no le interesaban los maestros ni padres, sino que trabajaba con la finalidad de hacer felices a los niños, ayudándolos.
Charlie, por su parte, se emocionó mucho al enterarse del producto, feliz de poder faltar ciertos días a clases. Con estas reacciones tan contrarias entre ambos niños, ya era bastante obvio quién ganaría la herencia de la fábrica.
Esta habitación se habría tomado como algo normal si se hubiera presentado antes, pero, el hecho de que Wonka la escogiera justo cuando faltaba solo Miranda para ser eliminada, no parece ser algo al azar. Esta fue la única de las habitaciones que hizo a Miranda y sus padres actuar, molestos, ignorando cualquier advertencia, casi como si hubieran caído en una trampa.
Tanto Miranda como su padre afirmaron que irían a destrozar la máquina encargada de hacer el Spotty Powder, mientras Wonka les gritaba que no podían hacerlo, ya que se trataba de un lugar completamente restringido, al que solo podía bajar él. Si se trata realmente de una prueba, entonces es muy curioso el hecho de que Miranda cayera tan fácilmente, cuando ya había expresado su recelo hacía Wonka y las cosas que ocurrían en su fábrica.
Otro punto a señalar, es que Wonka, a pesar de gritarles que no se acercaran a la máquina, ni siquiera se movió, como si no intentara detenerlos realmente. Al poco rato de que ambos cruzaran la puerta, se escucharon sus gritos. La madre entró en pánico, preguntándose qué ocurría con su familia, a lo que Wonka respondió como si nada, que no se preocupara, que el Spotty Powder solía necesitar de vez en cuando a algún profesor para culminar la receta.
Luego de una mirada repleta de horror por parte de la madre de Miranda, Wonka corrigió sus palabras, diciendo que todo era una simple broma, que ellos no habían gritado, sino reído, y que podría encontrarlos en otra habitación, para luego salir. Lamentablemente no se vuelve a mencionar a Miranda por el resto del libro, al contrario de los demás niños, los cuales se pueden ver salir de la fábrica cuando todo termina.
Por si esto no es suficiente, los Oompa Loompa cantan unos versos demasiado gráficos sobre su destino, contando como ella, la más odiosa y molesta, pronto será amada por todos, por su dulce, útil y nueva forma. En cuanto al padre no se menciona nada, pero se da a entender que sigue por el mismo camino.
Al final, al menos en lo que se refiere al último “accidente”, parece ser una completa obra de Wonka, por la forma en que ocurre todo sin que él siquiera pestañee, cosa muy distinta a lo que ocurre en el capítulo de Marvin Prune, en donde, ya sea por tener muchos ojos encima, o por cualquier otra razón, sí se mostró preocupado, haciendo lo posible por salvar al niño.