Marvin Prune, niños eliminados de la fábrica de chocolates

Charlie y la fábrica del chocolate

Marvin Prune

No hace falta contar de qué va Charlie y la fábrica de chocolates, pues ya sea que vieras la versión de Tim Burton, o la versión de 1971, la gran mayoría hemos visto este clásico. Pero, hay un par de cosas que muchos no saben sobre esta obra, como es la existencia de Miranda Mary Piker y Marvin Prune, los dos niños con finales más trágicos, que fueron eliminados de la obra escrita, quedando como meros borradores.

Por supuesto, esto no tendría razón para ser mencionado si no afectara la obra al punto de hacernos ver a Willy Wonka con otros ojos luego de conocer sus terribles finales. De hecho, lo más sorprendente de estos dos personajes, es cómo revelan partes muy esenciales de la trama, pero que tuvieron que dejar de lado, ya que volvían la obra muy oscura.

Antes que nada, quiero dejar en claro que esto no es un creepypasta ni nada por el estilo, es información real y canon, sacado de los borradores del autor, que él mismo reveló en su momento.

 

Marvin Prune

El primero de estos niños es Marvin Prune, un chico arrogante, que se cree irresistible y perfecto. Él es el tercer niño en tener un accidente, y al contrario de otros niños, a los que Wonka simplemente les advierte no hacer ciertas cosas, en este caso su destino fue algo que Wonka intentó detener, pero que al final, no fue capaz de impedir.

Otra diferencia, es que ni siquiera se encuentran comiendo o probando dulces en ese momento, sino que, se trata de la hora del almuerzo. Recordemos que los niños ingresan a la fábrica en la mañana, y aunque la película es para nosotros poco más de hora y media, para los personajes pasan varias horas entre el recorrido, moviéndose de un lugar a otros y preparando los dulces, por lo que llega un punto en que Wonka los invita a un almuerzo común, sin dulces.

Los padres de los niños se muestran muy contentos con esto, ya que al contrario de sus hijos, ellos no han probado nada, o muy poco, durante todo el recorrido. Cabe destacar, que en el libro los niños llevan consigo a sus dos padres, no solo a uno de ellos como ocurre en la película. 

Cuando Wonka los dirige al lugar en el que almorzaran, les explica a todos que este se trata de un lugar secreto y sagrado para él, siendo el único lugar de su fábrica que no contiene ni un solo dulce, mientras hace énfasis en que nada allí puede comerse, exceptuando claro, los platillos servidos en la mesa. Al entrar, se encuentran con una sala parecida al primer campo de dulces que vieron, pero mucho más pequeño.

Era un campo “común”, es decir, sus plantas eran reales, no de dulces, pero, el peligro no era que fuera césped real, sino que las plantas sembradas allí eran todas venenosas. Los padres se asustaron e indignaron al ver que todo el lugar tuviera solo plantas de este tipo, ya que después de todo, se trataba de una fábrica de alimentos, sin embargo, Wonka les informó que ninguna de esas plantas eran utilizadas para los dulces, y que solo un par de Oompa Loompa podían ingresar, teniendo estrictamente prohibido ayudar en cualquier otra área de la fábrica.

Dentro del jardín había una mesa redonda con los 21 platos listos, uno para Wonka, 7 para cada niño, y el resto para sus padres, juntos a varias tazas hirvientes para servir té, para este momento, ya se habían ido 6 personas, por la eliminación de los niños, así que pidió a un Oompa Loompa que retirara esos platos. Todos fueron directamente a sentarse, sin tocar nada más, a petición de Wonka, que no dejó de recalcar lo bellas, pero sumamente peligrosas que eran las plantas de aquel lugar. 

Una vez sentados, como última advertencia, Wonka les dijo que por ninguna razón debían retirarse de la mesa por su cuenta, y ante todo, que no debían acercarse a ninguna flor, ni vagar por el lugar, luego de esto, se relajaron y comenzaron a comer. Al rato, uno de los niños notó que había un par de luces rosadas flotando  cerca de las flores, a lo que Wonka les explicó, que se trataba de hadas. 

Todos se sorprendieron, y claro, los padres fueron escépticos en su mayoría. Los niños querían acercarse, pero Wonka les dijo que bajo ninguna circunstancia debían hacerlo, ya que las hadas eran muy tímidas, y si se sentían amenazadas, podían usar las flores venenosas para protegerse. Ante esta respuesta, los demás no supieron cómo responder, así que simplemente siguieron comiendo con calma, esperando ir a otro sitio menos mortífero. 

Lamentablemente, entre la charla animada de Willy contando sus anécdotas, juntos a algunos padres refutando cosas sin sentido, nadie notó la ausencia de Marvin Prune, quien no quiso hacer caso a la advertencia, acercándose a las hadas para “cautivarnos con su belleza”. Por supuesto, las hadas no se sintieron nada atraídas por aquel niño desconocido para ellas, sino que se sintieron tan intimidadas al tenerlo cerca, que respondieron de la peor manera. 

Los adultos al fin se dieron cuenta de que no estaba cuando terminaron de comer, mientras Wonka les contaba sobre el siguiente lugar que les mostraría. Al verlo tan lejos, la madre pegó un gritó, alertando a los demás, que vieron cómo el niño se acercaba cada vez más a las hadas.

Wonka se alertó por primera vez, comenzando a gritar que se alejara, que las dejara en paz, pero sin poder ir a ayudarlo, ya que eso solo pondría en peligro a más personas. Marvin no quiso hacer caso, y por ello terminó pagando muy caro. Las hadas, asustadas, comenzaron a soltar por sus bocas un gas en el rostro del niño, el cual estaba cargado del veneno de las plantas que solían consumir. 

Aun así, nada de esto causó tanto terror a la madre del niño, como las palabras que soltó Wonka, “ya no tiene salvación”. Con esta frase, y un chasquido de dedos, llamó a los Oompa Loompa, que se llevaron al niño de allí, mientras los demás veían cómo comenzaban a brotar por los poros de su piel cientos de uvas pasas, deformando por completo su cuerpo. 

Wonka les dijo a los padres que tendrían que “cosechar” a su hijo, y les dio a entender, que las pasas jamás dejarían de brotar. 

 

El detalle de los platos

Una de las teorías más aceptadas es el hecho de que Wonka tenía los “accidentes” de cada niño planeados, pero, al notar que la mesa está servida de esa forma, podemos intuir que en realidad no era así. Wonka podría ser un loco psicópata o no, pero el sí lo había planeado todo, no parece cuadrar con este detalle.

Ahora, el si Wonka es o no alguien malvado, o como mínimo alguien sin empatía, puede explicarse mejor luego de conocer a Miranda Mary Piker, la otra niña que iba a formar parte de la obra.