365 DNI, el estocolmo y la romantización de la mafia

365 DNI

365 DNI

Como hemos podido ver en las películas como After, El stand de los besos (hasta cierto punto), y muchas otras películas, hay un público al que le encanta la idea de los chicos malos, el cambiarlos, y claro, las escenas subidas de tono. 365 DNI llega con la misma premisa de mostrarnos a un hombre fuerte, con serios problemas de personalidad, y guapo, junto a una protagonista que simplemente se deja llevar por las circunstancias.

Pero, si en algo destaca 365 DNI, es en el hecho de tener una de las tramas más cuestionables, y que claramente se hizo solo con la intención de vender, dejando de lado todo lo demás, como la consistencia de la cinta, y el mensaje que deja. Por supuesto, no se trata de que todas las películas deban sí o sí transmitirnos un buen mensaje, ya que el fin del cine no es educarnos, sin embargo, siempre es preferible no dejar ningún mensaje, a dejar uno tan malo como el que nos trae esta película.

 

Lo bueno de 365 DNI

Lo único bueno de la película, hablando solo de la parte cinematográfica, es la fotografía y actuación que logra implementar los planos y las reacciones de tal forma que puede cambiar nuestra percepción sobre lo que ocurre en el filme, dándonos a entender que todo lo que sucede está bien, y es incluso, hasta cierto punto, algo bello o romántico. 

 

La romantización de la mafia

365 DNI no es ni la primera ni la última cinta en romantizar temas como la delincuencia y la mafia, haciendo parecer que se trata de algo increíble, genial y bueno. Básicamente, nos venden el concepto de que estas personas son buenas solo por tener algunas “reglas” con respecto al trabajo, como el hecho de no tratar con niños, lo que hace creer al espectador que no pueden ser tan malos.

Pero, lo que la película no cuenta directamente, es que a pesar de no tratar con niños, si lo hacen con personas adultas, obligándoles a trabajar con su cuerpo, robando, asesinando, y mucho más. Vemos a un hombre de nombre Massimo, con estereotipos sobre la belleza del poder, que ocultan todas las cosas malas detrás de su “rostro bonito”.

 

La obsesión

La razón por la que se desarrolla toda la trama, es debido a que Massimo no puede sacar de su mente el rostro de una mujer que vio un día en que le dio un ataque cardiaco. Aquí, de nuevo, se nos quiere mostrar algo malo como la obsesión, como si fuera un gesto romántico y dulce. 

Buscar a una mujer por todo el mundo, crear un retrato a partir de un recuerdo borroso y mantenerlo colgado en la pared, secuestrar a la chica cuando al fin la encuentra para asegurarse de que sea solamente suya… Nada de esto está bien, y aunque si bien podemos ignorar las cosas malas de la película con el argumento de que “solo es ficción”, el que este tipo de películas se vuelven tan populares dice mucho sobre lo que el público general entiende por romance.

 

El guion forzado

Como es común en estos filmes, no podría siquiera existir la trama principal si no fuera gracias a que se fuerza el guion, para poder crear momentos perfectos y únicos, que de cualquier otra forma no habrían tenido lugar de ser. 

En este caso, el hecho de que mágicamente se encuentre a la chica que tanto buscaba justo cuando ella sale sola, de noche, en un país poco conocido. Otro momento es cuando él la deja sola por un tiempo, y en el último día su exnovio la sigue a casa y pelean, solo para ser “salvada” de esa situación por Massimo, que tenía que volver sí o sí en ese preciso momento.

 

El secuestro y chantaje emocional

Lo curioso de este filme es cómo, a pesar de que deja bien en claro que se trata de un secuestro, incluso en su sinopsis, durante toda la película él la quiere hacer ver como que esto no es así, que él no la secuestró por ser una mala persona, sino porque ella tenía que ser sí o sí suya, como si estuviera mal el hecho de que algo que “le pertenecía” estuviera en otro lado, con otra persona.

Massimo desde el principio trata a Laura como a una propiedad, no como a una persona, razón por la que ella lo llega a odiar al principio, pero igualmente, debido a la forma en que se dirige la película, pareciera no estar del todo en contra de la situación.

Los chantajes comienzan con el tema de la libertad, dejándole en claro que no la dejará libre a menos que se enamore de él, o pase un año entero. La segunda, es a punta de dinero, llevándola a “citas”, donde le compra todo lo que quiere, haciéndola ver todo lo (material) que podría tener si está a su lado, intentando comprar su amor.

Con estas dos presiones constantes, Laura no tiene más opción que acostumbrarse a su situación, buscando la salida “lógica”, que sería seguirle el juego.

 

El Estocolmo

Y como no podía terminar de otra forma, Laura se “enamora” de Massimo, soltando frases sobre cómo no necesita de todo un año para decirle lo mucho que lo ama, dándole a Massimo justo lo que quiere, y por lo que tanto se esforzó. 

En este sentido, algo bueno en cuanto a la trama, es el hecho de que la película no acabara en esto, sino que siguiera un poco más, con algunas escenas sobre cómo Laura vuelve a interactuar con su familia, su ex y unos conocidos luego de toda esta experiencia. Y sobre todo, el que muestran al menos uno de los problemas reales de estar en una relación con un mafioso, es decir, la inseguridad. 

La película termina con Laura desaparecida por culpa de los rivales de Massimo, y él lamentándose por no poder protegerla. Pero claro, esto no arregla el resto de errores de la película, y deja un final abierto para poder seguir con una trilogía, al igual que ocurre con los libros en los que se basa.