7 deseos, el egoismo y el precio a pagar

7 deseos

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Imaginemos que llega a tus manos una caja con la capacidad de otorgar 7 deseos, de cualquier tipo. Suena bien, ¿no? Pero, ¿realmente puedes pensar que no hay un precio a pagar?

El pagar por nuestros errores es algo que se ve tanto en el cine como en la vida real. “Cuando algo es demasiado bueno para ser cierto, probablemente no lo sea” Esto podrá sonar muy pesimista, pero, en la mayoría de casos suele ser real, aunque muchas veces no llegamos a ver la relación entre una cosa y otra, como ocurre con la protagonista al inicio.

 

La trama

Seguimos la historia de Clare (que por cierto es la misma protagonista de El stand de los besos), una chica cuya madre se suicidó hace unos años, y cuyo padre pasa por una crisis económica, teniendo que buscar cosas en la basura para poder sobrevivir y mantener a su hija. Un día su padre encuentra una caja antigua con escritura china, así que decide llevársela a su hija, quien tobma algunas clases de este idioma.

Clare a duras penas logra leer “7 deseos”, entre todas las cosas que están ahí escritas, ya que todo está escrito en chino antiguo. Entre bromas y quejas, Clare llega a desear que Darcie, la chica que le hacía bullying, sufriera un castigo, haciendo que se le pudra la piel. 

Al darse cuenta de que la caja si cumple sus deseos ella se alegra mucho, pero su emoción no dura mucho, debido a que ese mismo día, su perro muere. A pesar de la tristeza, la chica rápidamente se vuelve codiciosa, pidiendo más deseos sin pensárselo mucho.

Pide que el chico que le guste se enamore de ella, cosa que ocurre, y al mismo tiempo, fallece su tío, que era millonario. Ante esta “coincidencia”, ella solo piensa en desear que la fortuna de su tío sea heredada por su padre y ella.

Con esto ocurren más muertes, pero aún así la chica no conecta estas muertes repentinas y constantes con los deseos que pide, solo se preocupa por ser popular, tener dinero, un chico lindo y hacer que su padre deje de avergonzarla. No es sino hasta un rato después que se da cuenta de la realidad y, aun así, por no querer que desaparezcan sus deseos, decide conservar la caja, y llega a pedir otro deseo, sabiendo que alguien morirá a cambio. 

Es un poco irónico ver como ella se siente mal ante la muerte de su padre, sabiendo que ella misma fue la que lo provocó, al tomarse tan a la ligera la vida de los demás. Poco a poco todos a su alrededor van muriendo por su codicia y egoísmo, pero ella solo reacciona ante la muerte de su padre.

Ya en un estado de desesperación, sigue sin pensar mucho en las consecuencias, y pide que todo vuelva a la normalidad, antes de tomar la caja, como su último deseo. Aquí vemos una linda escena de todo arreglado, pero, por desgracia para ella, la última regla, que dicta que su alma será tomada luego de su último deseo, no admite ningún tipo de trampa o escape, por lo que la reclama, provocando su muerte.

7 deseos

El precio a pagar

Hay varias historias que toman este mismo punto de partida, de qué pasaría si pudieran cumplirse nuestros deseos. En algunos casos se van más por la variante de mostrar cómo nuestras vidas están bien tal y cómo están, mientras que otras se encargan de mostrarnos lo malo que es pedir más, o incluso los precios a pagar por estos deseos. 

Entre estas historias quiero destacar un anime que tomó la misma trama, de pedir un deseo, pero, en su caso, el pago no es algo tan “vanal” como la sangre, o un sacrificio, sino que nos muestra como el propio universo se encarga de reajustarse, para que el deseo lleno de felicidad y esperanza, provoque desesperación y dolor con la misma fuerza, para mantener el equilibro. 

Sin dudas es un tema que nunca deja de ser interesante, ya que sus deseos, y la ligereza con la que son pedidos, nos permiten ver realmente cómo es una persona, lo que a su vez nos habla mucho sobre la humanidad, y su sociedad. 

Por su parte 7 deseos, nos habla del egoísmo, y hasta cierto punto, de la ignorancia. Su protagonista no solo no puede ver la realidad, sino que la ignora deliberadamente, tomándose como un juego, o algo sin importancia, lo que está ocurriendo.

De hecho, si hubiera sido un poco más consciente o empática, tal vez su segundo deseo hubiera sido salvar a su perro, que acababa de morir, o hubiera pedido directamente una mejor vida para su padre y ella, sin aprovecharse de un familiar fallecido, con el que no guardaba relación alguna. O, como mínimo, se hubiera detenido al enterarse de que las muertes fueron su culpa.

Lamentablemente nunca pudimos apreciar un desarrollo real del personaje, ella no asume en ningún momento sus errores realmente, sino que toma la primera salida en la que puede pensar, creyendo ingenuamente, que deshacer sus deseos, los cuales de por sí ya habían perdido efecto, resolvería todo. Clare no madura, y si no fuera porque le fueron arrebatados sus deseos, probablemente no hubiera intentado resolver las cosas, pues su actitud nos queda clara con sus acciones antes y después de saber la verdad.

Por último queda destacar que la película no fue muy querida por parte de su público, justamente por el hecho de que su protagonista tomara tan malas decisiones desde el inicio, y es que solo con ver cómo se alegra de que su compañera casi muera con la piel podrida, sin mostrar horror, arrepentimiento, o por lo menos una pizca de culpa, es suficiente para saber que le falta empatía.