As bestas
As bestas es una película española del director Rodrigo Sorogoyen, que cuenta una historia basada en un hecho real.
Este filme de suspenso y drama es particularmente llamativo debido a lo real del caso, y lo fácil que puede llegar a ser identificarse, hasta cierto punto, con ello.
Los extranjeros en España
Todo da inicio con Antoine y Olga, un matrimonio francés que decidió abandonar su ciudad para mudarse a un pueblo rural en España. En este lugar, consiguen adaptarse a la nueva tierra, mantienen su hogar gracias al huerto que trabajan cada en su jardín, mientras planifican su futuro.
En este, tienen la intención de remodelar las casas abandonadas, junto a otras zonas del pueblo, para que las personas como ellos, que aman la vida en el campo, puedan mudarse y revivir el pueblo. Pero, para su desgracia, muchos vecinos no están de acuerdo con esto.
Algo muy interesante en este filme es ver cómo tratan el tema de la xenofobia, puesto que en ningún momento son rechazados por ser de un país u otro, sino que, el rechazo viene por algo más específico. Aunque puedapueda haber algunos pequeños choques culturales, estos siempre se dan justamente con los vecinos, con los que se llevan mal, mientras que los demás parecen ser siempre cordiales.
Se da a entender en varios momentos que, si no fueran por ciertos motivos que fomentan el odio entre vecinos, este punto de xenofobia no sería algo importante. Al contrario, podría llegar a desaparecer con el tiempo, en este caso.
Los derechos sobre las tierras
El gran problema que causa tanta molestia en los vecinos es la cuestión de los derechos sobre la tierra.
Después de que una empresa le ofrece una buena suma de dinero al pueblo por sus tierras, para poder usarla para generar energía, los vecinos se dividen. Por una parte, muchos de ellos solo quieren tomar el dinero y comenzar una mejor vida en la ciudad, para al fin poder abandonar el pueblo que los tiene hartos.
Pero, por el otro lado, están los vecinos que, junto al matrimonio francés, demuestran un gran cariño por esas tierras, y se niegan a venderlas.
Es por esto que los conflictos se vuelven cada vez mayores, ya que la codicia por este dinero hace que los vecinos que quieren vender se enfurezcan cada día más. Según su punto de vista, el matrimonio francés es el responsable de convencer a los otros de quedarse con la tierra, cuando ni siquiera los consideran verdaderos ciudadanos.
Según dejan ver con sus acciones, y varios diálogos, lo que más le molesta a estos vecinos es el hecho de que su voto valga igual que los de unos extranjeros, cuando ellos no han vivido allí toda su vida. Pero, son estos extranjeros los que más amor le tienen a esa tierra, razón por la que se aferran tanto a ella, sobre todo sabiendo lo perjudicial que puede ser vender a una empresa.
Llega un punto en el que los vecinos, los hermanos Xan y Lorenzo, comienzan a comportarse cada vez más como una bestia, ofendiendo, provocando y golpeando con todo lo que tienen.
Desde hacer un desastre en la propiedad de Antoine, hasta orinar sus sillas, escupirles a la cara cada vez que los ven, y amenazar múltiples veces.
Por más que Antoine intenta ocultar esto a su esposa para que no se preocupe, estos comportamientos terminan siendo vistos por todo el pueblo.
El crimen
Antoine sabe que solo es cuestión de tiempo para que sus vecinos se conviertan en una verdadera amenaza, por lo que no duda en señalar todos los daños y comportamientos a la policía. Lamentablemente, sin pruebas no se puede hacer nada al respecto, lo que lo lleva a comprar una cámara.
No obstante, esto está lejos de ser suficiente, puesto que los hermanos notan de inmediato la cámara, y por ello se vuelven más agresivos.
Para cuando todo llega al peor punto, con los hermanos asesinando a Antoine en medio del bosque, ya no hay nada que se pueda hacer.
La cámara grabó todo, sin duda alguna, pero sin nadie para recuperarla, las pruebas se pierden, y la muerte de Antoine queda sin ninguna pena.
La vida después del crimen
Luego de la muerte de Antoine, el punto de vista pasa a ser el de Olga, su esposa. Ella recibe constantes llamadas de su hija, que incluso llega a visitarla, para convencerla de abandonar el pueblo.
Pero, Olga simplemente se niega a abandonar todo por lo que ha trabajado, y más aún se niega a vender las tierras, cuando ni siquiera ha conseguido el cuerpo de su esposo. Todo esto, pese a que tiene que vivir al lado de los asesinos de su esposo, que, sin pruebas, ni siquiera puede enfrentar del todo.
Es una situación en la que ella misma se pone en peligro, y es más consciente que nunca del tipo de personas con las que vive en el pueblo. Este punto de vista nos ayuda a entender mejor la situación del pueblo, y cómo la vida continúa después de un crimen como este.
Olga se aferra a la más mínima esperanza de encontrar a su esposo, y las pruebas necesarias, pero esta esperanza le es arrebatada de inmediato.
Todo termina sin un cierre, ni ninguna respuesta. Queda a la imaginación del espectador pensar en si habrá o no algún castigo para los culpables.
¿Vale la pena “As bestas”?
As bestas es una película que toma muchos elementos de la vida diaria, y los une en esta película basada en un crimen real.
Tenemos el conflicto entre vecinos, y entre los intereses, que ocurre con demasiada frecuencia en la realidad. El saber que estos conflictos pueden llegar a escalar tanto en algún momento es algo con lo que muchos llegan a vivir.
Más aún, la incompetencia de los policías en poder resolver un caso bastante obvio, solo por falta de pruebas contundentes, es algo del día a día.
Sin olvidar el tema de las propiedades y los extranjeros, un problema que era muy común en España, lugar donde ocurrió el crimen real.
Por último, el tener que resignarse, mientras se hace lo mejor por salir adelante, tal y como hace Olga, le da un buen final a la película “As bestas”, aunque no sea el final que uno quisiera.
