Cada día
Cada día es una película romántica que se sale un poco de la norma del cliché para tratar varios conceptos como el egoísmo, la libertad y el alma.
Nos recuerda que lo más importante, lo que somos, no es un rostro o un cuerpo, sino cómo vivimos, cómo nos comportamos, los pensamientos y los sentimientos que vivimos y expresamos. Toma un caso fantástico, en que un ser cambia constantemente de cuerpo, para mostrar cómo la percepción, el gusto y el amor van mucho más allá de las apariencias.
Los poderes de A
«A» es una entidad, con consciencia humana, que desde que tiene memoria ha estado pasando de un cuerpo a otro cada día, poseyendo a personas al azar sin ningún control de esto. Lo único que sabe, es que siempre poseerá a una persona distinta dentro del mismo radio de espacio cada día.
Esto quiere decir que, si se va de viaje mientras posee a alguien, su próximo cuerpo será de una persona de este otro nuevo lugar. Al ser así, «A» se acostumbró a interferir lo menos posible con la vida de estas personas, para así no ocasionar problemas y simplemente disfrutar de las cosas buenas de la vida de cada uno de ellos.
Al día siguiente, la persona no suele recordar nada, y, «A», para tener un control de todo esto, lo único que hace es tomarse una foto cada día con su rostro nuevo y subirlas a una cuenta privada de Instagram. Todo parece ir muy bien, hasta que posee el cuerpo de Justin, el novio de Rhia.
Conociendo a Rhia
Justin es un chico que solo se preocupa por sí mismo y vive en su mundo, dejando obligaciones de lado e ignorando a su novia. «A», quien no quiere entrometerse mucho, al principio sigue la misma dinámica, hasta que la novia de Justin, Rhia, lo encara por ignorarla.
Sin mucho más que hacer, «A», se decide a faltar a clases con ella y darle un poco de la atención que esta le pide con tanta insistencia a su novio. Todo sale muy bien, con ambos teniendo una gran conexión, divirtiéndose y con Rhia compartiendo cosas de su infancia.
Lamentablemente, cuando el día acaba, Rhia vuelve a ser ignorada por Justin y a sentirse mal por esto, mientras que «A» no puede olvidar a Rhia, y decide ir, con su nuevo cuerpo, a una fiesta en la que sabe que estará ella. «A» se hace pasar por gay para poder estar cerca de Rhia y divertirse sin que su novio lo confronte por celos, aunque esta paz tampoco dura mucho.
A partir de entonces «A» intenta acercarse a Rhia de cualquier manera posible, hasta que no puede soportarlo más, y le envía un mensaje para reunirse con ella. Ese día, con el cuerpo de una persona que Rhia no conoce, le cuenta a esta toda la verdad, cosa que Rhia no cree en lo más mínimo, por obvias razones.
«A» no se rinde, y sigue contactándola cada día hasta que ella al fin empieza a dudar y aceptar está realidad. Ya cuando las cosas quedan claras, comienzan a salir y buscar formas para verse cada día, a pesar de lo raro que pueda parecer que Rhia salga cada día con personas aparentemente desconocidas.
La vida de Rhia
Por su parte Rhia es una chica «común», quien tiene algún que otro problema familiar. Ella le cuenta a «A» sobre su padre, quien por un ataque psicótico cuando perdió su empleo casi deja en ruinas a la familia, obligando a la madre a conseguir dos empleos para sobrevivir, y que ahora solo se la pasa pintando.
Vemos cómo Rhia está tan distanciada de su familia que apenas se dirigen palabras, manteniendo a duras penas la paz en su hogar. Todo cambia cuando «A», cierto día, posee el cuerpo de Rhia, y, sabiendo todo lo que pasa, la ayuda a acercarse a sus padres y su hermana, reforzando los vínculos, y obteniendo una conversación genuina con su padre luego de tantos años.
Cuando «A» finaliza el día, le permite a Rhia conservar los recuerdos, para así terminar de sellar sus nuevos lazos, dando la confianza que necesitaba para poner en orden su vida. Más unidos que nunca, «A» y Rhia se convierten en novios oficialmente, incluso manteniendo relaciones, aún con los cambios de cuerpo.
Los cuerpos
Algo muy interesante de «Cada día», es que en el momento en que «A» deja de respetar la vida de los otros para perseguir a Rhia, todo comienza a salir de control con sus cuerpos. En ningún momento llega a ser un verdadero problema, pero podemos ver cómo, sobre todo los más religiosos, se sienten confundidos y nerviosos por no poder recordar nada del día anterior, más aún cuando se enteran de que hicieron una u otra cosa.
El primer gran dilema llega cuando «A» termina en el cuerpo de una persona con tendencias suicidas, quien necesita ayuda, y debe decidir si hacer algo, interfiriendo directamente con su vida, o si permitirle seguir en su estado. Influenciado por Rhia, termina aceptando cambiar las cosas, contándole al padre del cuerpo que habita en ese momento todos los pensamientos y problemas de su hija, para que así al fin reciba ayuda profesional.
Todo parece ir muy bien, sin embargo, en el proceso descubren que «A» es capaz de mantener el cuerpo por más de un día si lo intenta, lo que los lleva al otro problema. ¿Estará bien que «A» posea a alguien por voluntad propia?
Hasta el momento «A» hacia todo lo posible por no alterar ni molestar en la vida de los otros, siguiendo sus mismas rutinas, y simplemente disfrutando de las cosas buenas, pero, al estar Rhia y su relación, junto a la posibilidad de permanecer en un solo cuerpo, las cosas se complican. Por una parte, Rhia siente que sería mucho más fácil para ambos que «A» se quede con un cuerpo, pues así podrían salir libremente, mientras que «A» no quiere robar la vida de alguien.
La mayor parte de la película «A» trata a las personas como meros recipientes, manteniendo una relación, y teniendo encuentros sexuales con Rhia sin importarles el dueño del cuerpo. No obstante, estás eran cuestiones de nada más día, seguían estando mal, pero no existía alternativa para estar juntos.
En este punto «A» es firme, y deja las cosas en claro. «A» no quiere robar una vida, no quiere obligar a otro a quedarse sin consciencia solamente por estar con Rhia, sabe que es algo completamente egoísta, y que traerá muchos problemas a futuro. Sale el tema de una relación de secretos, para la cual Rhia deberá alejarse de todos sus seres queridos por no poder decir la verdad.
Además, el tema de los hijos, que ella cuidaría prácticamente sola, ya que no puede asegurar que todos los días esté cerca, no puede decir que sean realmente hijos de ambos, puesto que el cuerpo es de otro… son demasiadas cosas en contra, y no pueden hacer nada al respecto.
En medio de todo esto, «A» se va, dejando a Rhia con el consejo de continuar su vida, enamorarse de alguien más, alguien que esté completo, y que la ame. Para asegurarse a sí mismo que esto termina en ese instante, «A» se va a New York, esperando despertar en el cuerpo de alguien más, y olvidar poco a poco a su amor perdido.