Los crímenes de Grindelwald, trama lenta pero interesante

Los crímenes de GrindelwaldLos crímenes de Grindelwald, trama lenta pero interesante

Los crímenes de Grindelwald es la segunda entrega de la saga de Animales fantásticos, que llegó para profundizar más en las tramas, mayormente políticas, que surgen en el universo de Harry Potter.

Como ya vimos en Animales fantásticos y dónde encontrarlos, el mundo mágico está en constante supervisión de los casos en los que magos intentan exponer la existencia de la magia. De la misma forma, se crearon bandos y líderes, con ideas extremistas sobre cómo este tipo de normas les impide vivir con libertad.

Entre estos, Grindelwald destaca por ser el más manipulador de todos, capaz de jugar con las palabras y la mente al punto de colocar a cualquiera de su lado. Por todo esto, se le considera especialmente peligroso, y se le tiene encerrado en la prisión, de la cual escapa al inicio de la segunda película.

Esta entrega gira en torno a esto, el cómo Grindelwald se las arregla para obtener más y más seguidores, con un control completo sobre estos, mientras habla de las injusticias que sufren los magos. Por momentos, parece una persona verdaderamente interesada en un bien mayor, y en otros, se nos muestra como un asesino a sangre fría, sin emociones.

Cabe resaltar que Johnny Deep, en su papel de Grindelwald, hace un espectacular trabajo al conseguir el aura de villano supremo, al que nadie se quisiera enfrentar. Esto, sin dejar de ser carismático y seductor en misión de «salvar a los magos de la tiranía».

 

Las verdades del discurso, y las dudas

Desde un principio se nos da a entender que Grindelwald es alguien tan temible como el propio Hitler, que solo quiere lo mejor para su propia «raza». Pero, hay momentos en los que sinceramente logra convencer tanto a los personajes principales, como a los espectadores.

Entre estos casos, el que más resalta es el de la pareja de Queenie y Kowalsky, quienes lograron reencontrarse a pesar del hechizo de la pérdida de memoria. Ambos aprovechan de volver a estar juntos, de amarse con cierta libertad, pero, las cosas se salen de control cuando Queenie propone que se casen.

No se trata de que Kowalsky la rechace por miedo al compromiso ni nada por el estilo, sino porque, si bien ya no están en New York, Kowalsky es consiente de las leyes de ese lugar. Él sabe muy bien que si se casan, Queenie se arriesgará a ser arrestada por romper las leyes que limitan el contacto con muggles.

Kowalsky está dispuesto a renunciar a su oportunidad de formar una familia con Queenie para protegerla, sin embargo, Queenie no es capaz de aceptar esto, y termina hechizándolo. Pero, esto no dura mucho, y Queenie termina destrozada, sabiendo que aquellas leyes solo la hacen infeliz.

Es entonces que vemos a Grindelwald intentar reclutarla, hablando sobre cómo ella merece poder ser feliz junto a su amado, cuestión con la que podemos empatizar. Todos sabemos que Grindelwald es «el malo», pero su discurso es tan realista, que nos conmueve, y nos lleva a apoyar aún más el amor de Queenie y Kowalsky.

Los crímenes de Grindelwald, trama lenta pero interesante

Newt como protagonista

Nuevamente, Newt Scamander parece quedar más en segundo plano en varias ocasiones, aunque en Los crímenes de Grindelwald consigue destacar más, y tener un mejor desarrollo. Pero, su historia se resume a seguir cuidando a sus animales, ser llamado por Dumbledore, aceptar misiones que no le corresponden y poco más.

Sigue siendo un personaje sumamente interesante, no obstante, palidece al lado de los otros personajes. Esto se debe a varias cosas, entre ellas, el que J. K. Rowling maneje el guion en el formato usual de un libro.

 

Los fallos de la película

Lamentablemente, Los crímenes de Grindelwald no solo no arreglan los aspectos malos de la entrega anterior, sino que parecen ir en aumento.

Hay algunas inconsistencias, falta que se desarrollen más todas las tramas, parece ir muy lento, y nos lleva de una historia a otra, sin terminar de contar una. Parece que hubiera escrito tal cual lo haría con un libro, con la diferencia, de que al no haber tanto tiempo disponible, alguien más cortó escenas, o eliminó detalles, para acortarlo.

Otra vez, es el tipo de historia que hubiera quedado mucho mejor en formato de serie. Sobre todo porque siguen este tipo de dinámica, de ir descubriendo cada secreto poco a poco, mostrando a cada personaje o grupo por separado.

Es algo que funciona muy bien, pero prefieren ir por las películas, desperdiciando mucho potencial. Aunque claro, Los crímenes de Grindelwald sigue siendo un filme entretenido y repleto de magia.

 

La historia de Credence

Credence, quien fue derrotado en la primera película, vuelve en Los crímenes de Grindelwald para buscar su propio origen, y descubrir quién es en realidad. Durante toda la película lo vemos perseguir cada mínima pista, sin llegar a la verdad.

Es entonces que Grindelwald se ofrece a ayudarlo, a cambio de que se una a su causa, para lo cual, no tiene forma ni razón para negarse. Desde este momento vemos que Credence es bastante importante dentro de la trama que se desarrollará en la saga, por lo que no podemos pasarlo por alto.

Uno de los problemas que se dan en este tema, es el aparente secretismo sobre qué tiene que ver Credence. Por supuesto, es normal que quieran dejar la revelación para la próxima entrega, sin embargo, al mantenernos de un lado a otro con la duda, hacen que nos aburramos un poco con su parte.

En Los crímenes de Grindelwald vemos, vamos secretos revelados, así como el indicio de nuevos, todos se preparan para la inminente lucha de poder político. Por esto mismo, casi no tenemos escenas de batallas épicas, a las que estamos acostumbrados de Harry Potter.

Se nos da a entender que todo el equipo de producción se está tomando la historia con calma, pero si eso continúa así, puede que esa quinta película que prometieron nunca llegue.

De cualquier manera, sigue siendo una película bastante digna del universo de Harry Potter, además que aprovecha de al fin mostrarnos escenarios y situaciones que conectan con la primera saga.