El año de mi graduación, comedia de la generación pasada

El año de mi graduación

El año de mi graduación

El año de mi graduación es ese tipo de película de Netflix que pudo llegar a ser algo increíble, pero, por desgracia, no fue así.

De la plataforma de Netflix, llega esta comedia «romántica», con el protagónico de Rebel Wilson. En esta ocasión, Netflix nos trae una típica película de «un pez fuera del agua», con una mujer de más de 30, con la mente de una adolescente.

Claramente, la intención es dar varios mensajes con ello, aunque el estilo de comedia le quita la seriedad a cualquier mínima cosa a la situación. Además, que, por este mismo estilo, se complica mucho el empatizar con la protagonista en la mayor parte del tiempo.

 

El salto de generación

La película empieza con Estefany, una chica que, al llegar a la preparatoria, lo único que quería era ser popular, y lo logró. Ella se unió a las porristas, fue capitana, tenía al novio más guapo e importante, tenía lo que ella llamaba «la vida perfecta».

Como en toda película estadounidense, el mayor logro de una adolescente es ser coronada reina del baile junto a su pareja. Por esto, Estefany hace toda su campaña, mientras pelee con su peor enemiga, otra porrista que la quiere reemplazar a toda costa.

Faltando solo un mes para el tan esperado baile, está enemiga hace un plan para que Estefany se caiga, en una presentación. Todo sale tan bien, que la pobre Estefany termina en coma, por 20 años.

Así, llega la actualidad, el 2022, con una Estefany de 37 años, interpretada por Rebel Wilson, con una edad mental de 17 años. Sobra decir que una persona no va a madurar de la noche a la mañana.

Curiosamente, pese a lo incómodo que resulta a ratos, este es uno de los mejores personajes que le ha tocado a Rebel Wilson. Sobre todo porque su estilo de comedia tiende a ser «infantil», y usualmente corporal.

De cualquier forma, con este nuevo aspecto, Estefany se tiene que enfrentar a la vida, y todos los cambios que ha habido desde ese entonces. Es así como ella, a pesar de parecer una señora extraña, decide regresar a la preparatoria, y terminar sus estudios de forma presencial.

Esto lo logra gracias a que su mejor amiga ahora es la directora del mismo instituto, aunque, por esto mismo, tiene ojos sobre ella siempre. Estefany no se desanima con nada, completamente segura de que podrá volver a ser la más popular, y ganará su corona.

Pero, lamentablemente para Estefany, la brecha entre 2002 y 2022 es demasiado grande. La moda, la manera de hablar, de comunicarse, de actuar, de ser popular, e incluso la manera de pensar ha cambiado.

Estefany es demasiado anticuada, tiene pensamientos muy retrógrados en algunos aspectos. Lo peor, al inicio, es que en vez de intentar adaptarse, intenta que los demás se adapten a ella.

Pasa un rato hasta que se decide a aprender mejor cómo son las cosas ahora, y cómo usarlo a su favor. En estas escenas, es prácticamente como ver a un anciano aprender a utilizar un teléfono.

El año de mi graduación, comedia de la generación pasada

La nueva forma de popularidad

No es ningún secreto que ahora la popularidad se mide con likes y seguidores. Aun cuando Estefany hace todo lo posible para volver a ser una animadora, esto no le sirve de nada en su plan.

En estas escenas vemos cómo choca con esta nueva cultura, todos le ponen apodos o se burlan de una u otra manera. Estefany tarda un buen rato en aprender a emplear las redes, y aun así, no comprende del todo las modas del momento, por lo que solo se humilla más.

Ella ve a los chicos populares y piensa en cómo imitarlos, cómo formar parte de su círculo social, y cómo ser invitada a fiestas. Por esto, ella tiende a ignorar a sus dos amigos, aquellos que la cuidaron durante todo el tiempo que estuvo en coma.

 

Los nuevos valores y reglas

Lo que más frena a Estefany, y más la confunde, no es tanto la tecnología, sino la cantidad de normas, bastante exageradas, que hay. Tiene que ser cuidadosa con todo, no ofender a nadie, llevarse bien con todos, aceptar que no hay competencias…

Es demasiado cambio como para que pueda asimilarlo y, de hecho, no lo hace en toda la película. Ella siempre intenta cambiar las cosas en este aspecto, quiere poner un poco más de diversión y competencia.

La única razón que mueve a Estefany siempre es la popularidad, por esto, al igual que muchas otras personas, únicamente finge estar de acuerdo con todo cuando es necesario. De resto, llega al punto de cambiar coreografías a último minuto, de hacer videos de todo tipo, de volver a su faceta en la que no le importa nada más.

 

La pelea entre generaciones

Si eres de la generación de Rebel Wilson, notarás la enorme cantidad de referencias, música, frases y más de los 2000. Si, por el contrario, eres contemporáneo de la nueva generación, puede resultar extraño o aburrido en algunas partes.

Incluso la ropa de Estefany lucha constantemente con la ropa actual, usando los mismos vestuarios que en su versión joven. Hay momentos en los que tienen que corregirla, ya que habla de una manera muy pasada de moda, o peor aún, muy ofensiva para esta época.

Por una parte, nos quieren mostrar «la vida sencilla» de aquel entonces, por lo que terminamos viendo una glorificación de la misma. En muchos momentos se da una mirada acusatoria a la nueva generación, como si fueran menos, más tontos, o más raros.

En cierta forma, «El año de mi graduación» es una película que parece estar hecha por y para la generación de Estefany. Esos que, por alguna razón, siguen sin entender los enormes cambios que se han dado, y se refugian en los recuerdos de adolescencia.

Estefany con el tiempo se da cuenta de lo que es realmente importante, de cómo necesita madurar. No obstante, sinceramente, no termina de conectar del todo con la nueva generación, a pesar de que parece hacerse amiga de varios jóvenes.