El show de Truman, sentirse prisionero

El show de Truman

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Esta es, posiblemente, la película que traumó a toda su audiencia, sin necesidad de recurrir al terror. El show de Truman, una película de culto que todos deberían ver una vez en sus vidas.

Pocas veces una película logra causar un impacto tan grande en su audiencia, creando con su estreno un trastorno que hace honor a su nombre, el síndrome de Truman. Una mezcla de paranoia con existencialismo que simplemente no puede pasar desapercibida.

 

La trama

Seguimos la historia de Truman, un hombre común, con una vida común, que es grabado y transmitido en televisión en vivo, las 24 horas del día, los 365 días del año, sin ninguna interrupción, y sin que él mismo lo sepa. Para él, toda su vida es normal, crece, va al colegio, trabaja, se casa, tiene una casa, tiene días tranquilos, y no puede decir que haya estado en peligro en ningún momento de su vida. 

Toda su vida comienza a derrumbarse cuando él comienza a notar pequeñas cosas que no parecen tener explicación, como una lámpara de estudio de televisión cayendo del cielo, coches y personas que dan la vuelta a la manzana una y otra vez sin razón aparente, voces en la radio que dictan los movimientos de otros antes de que los hagan, e incluso la lluvia cayendo solo donde él está. Ante todo esto, comienza a generar una gran paranoia, intentando averiguar la verdad.

Esto se suma a algunos recuerdos de su pasado, donde ahora nota cosas extrañas, por ejemplo, Truman siempre deseó ser un explorador, ver el mundo, pero siempre había algo que lo detenía. Las aerolíneas cancelaron vuelos a último minuto, caía una gran tormenta cuando intentaba irse por mar, los caminos hacía fuera de la ciudad se bloqueaban, o había accidentes… Siempre había algo, y eso solo lograba ponerlo más nervioso, dudando de todo esto.

En medio de todas estas dudas, nota que incluso su esposa actúa raro, hablando de productos como si estuviera en un comercial, evitando conversaciones, e inventando excusas para todo. Su mejor amigo es el único que parece entenderlo, pero aun así duda de él, ya que parece ser parte de todo.

Truman siente que no puede confiar en nadie, está tan solo y perturbado por las cosas extrañas que ocurren a su alrededor, que empieza a obsesionarse con el recuerdo de una chica que conoció hace muchos años, que en su último encuentro le dijo cosas sin sentido en aquel entonces, sobre cómo era observado todo el tiempo, como todos fingían. Truman, teniendo supuestos amigos, familia, y una vida acomodada, se sentía como la persona más solitaria del mundo, sin poder confiar en nadie, mientras buscaba cualquier mínima posibilidad de cumplir su sueño de ser explorador.

Tal era la fuerza de lo que sea que estuviera en su contra que, mientras se enfrentaba a su miedo al océano, producido por la supuesta muerte de su padre allí, incluso el clima arremetió contra él, usando todas sus fuerzas para derribarlo, y así hacerlo volver a casa. Pese a esto, con su determinación, y terror ante la idea de volver a aquel lugar lleno de falsedad, logró llegar al cielo, literalmente, dándose cuenta de que incluso el cielo era falso.

A Truman se le explicó la razón por la cual lo habían hecho vivir así, mientras le decían que podía volver, seguir con su vida, ser parte activa del programa, pero él, feliz de estar en la puerta con la que siempre soñó, simplemente se va.

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Saber que toda tu vida era una mentira

Muchos de nosotros hemos pasado por el dolor de saber que algo en nuestra vida era una mentira, el “amor” que nos declaraban nuestras ex parejas, la lealtad de supuestos amigos, o cosas peores, pero aun así, no podemos decir que hemos llegado al mismo punto que Truman. ¿Qué sentirías si descubrieras que todo era una mentira, que tu vida no es más que un reality show? Bueno, aunque ciertamente no es lo que ocurre en la realidad, muchos espectadores comenzaron a tener paranoia con base en este pensamiento, creando el famoso síndrome de Truman.

 

Ser un prisionero

Durante toda la película vemos a Truman sentirse como un prisionero, incluso desde antes de siquiera sospechar que su vida era una mentira. Él era prisionero en un trabajo que no lo apasionaba, en una vida monótona que no termina de hacerlo sentir pleno, algo con lo que muchos podemos sentirnos identificados. 

A medida que se va revelando cada mentira, podemos ver paralelismos con la vida real, una esposa, o novia, que te odia en secreto, pero solo se queda a tu lado con conveniencia, constantes limitantes para hacer lo que siempre hemos soñado, la presión de la sociedad para vivir de acuerdo a vivir según sus reglas y guiones… Nos damos cuenta de que la vida, aun sin ser un programa de televisión, tiene su lado oscuro y su falsedad, que no hace falta estar por completo en la situación de Truman para sentir lo mismo que él, y sumergirnos en la soledad.

Un hombre que carece de privacidad, que está caminando por los senderos que otros prepararon para él, y que siente que le falta algo. Si lo pensamos un poco, nos daremos cuenta de que, en cierta forma, esto hace referencia al destino, y al oportunismo. Siempre nos han dicho que estamos donde estamos porque el destino, o Dios, así lo decidió, porque colocó a la persona adecuada, en el momento y lugar adecuado, aunque esto pueda resultar malo para nosotros. 

 

El libre albedrío

Al final tenemos la mayor muestra de humanidad de Truman, su deseo por tomar sus propias decisiones, por sentir que el control de su vida está en sus propias manos, y no en la de alguien más. Aun cuando no sabe qué le espera al otro lado de la puerta, sabiendo que no tiene a donde ir, o que incluso podría no haber nada detrás de la puerta, él no duda en ningún momento, sabe que cualquier cosa, será mejor que aquel lugar.

Sea lo que sea que ocurra, tendrá que lidiar en el mundo real con sus problemas mentales, como la paranoia y posiblemente la ansiedad, causados por su traumática experiencia, no será fácil para él, pero tampoco lo es para nadie. Sin importar el resultado, al menos podrá morir sabiendo que pudo vivir de verdad.