El vestido asesino 2020, terror surrealista de los 70

El vestido asesino

El vestido asesino, terror surrealista de los 70

El vestido asesino es una película que, como ya es costumbre entre los filmes traídos por el estudio A24, es muy difícil de catalogar.

Con una libertad creativa completa, y un gusto por lo extraño, esta película llega como una especie imitación del cine del terror de los años 70, con una comedia que no se toma en serio a sí misma. Sin olvidar la crítica social que bien podría ser una mera excusa para la creación de este filme.

 

La mala comedia

Todos conocemos a ese tipo de películas que son tan malas que dan risa, cosa que ocurre cuando la misma no se toma del todo en serio su propia trama, sabiendo que es simple e incluso tonta. Este es el caso de películas como «Sharknado», que simplemente no nos podemos tomar en serio, pero por alguna razón terminan siendo casi una película de culto.

Hay otras que, aunque intentan tomar este mismo camino, fracasan por completo, como es el caso de «Burbujas» de Netflix, por caer más en el aburrimiento, que en la diversión. Es un subgénero que solo puede fracasar o triunfar, no existen los puntos medios, ya que hay muy poco en su trama que lo mantenga en pie.

En el caso de El vestido asesino, solamente con su nombre nos podemos dar una idea de qué sucederá, y de qué tan extraña es. Lo curioso de El vestido asesino es que, si bien no es 100% comedia, y tiene sus momentos estancados, consigue llamar la atención del público, mientras saca una que otra risa.

Es uno de esos casos que se salen de la norma, puesto que, aun cuando El vestido asesino no se toma en serio su propia trama, tiene otros puntos, muy fuertes, en los que se apoya. Por esto, a pesar de ser incapaz de sacarle más de una o dos risas a los más exigentes, y no tener una trama volcada en la comedia, sigue teniendo más de una característica que llama la atención de los cinéfilos.

 

El «terror» de El vestido asesino

No es como si El vestido asesino fuera a generarle una fobia a alguien, ya que después de todo, nadie puede tomarse en serio un vestido que flota en el aire, deja marcas de sarpullido, y causa la muerte «accidental» de sus portadores. Pero, la idea nunca fue matar de miedo a alguien con este filme.

En el vestido asesino nos enfrentamos a una especie de maldición, más que a un fantasma o algo por el estilo. Cada persona que utiliza este vestido, está condenada a la muerte, y, después de esta, al trabajo eterno.

La película sabe dejar algunas incógnitas que dejan al espectador pensando, sin que esto haga sentir que El vestido asesino quedó incompleto. Aun así, el origen del vestido se nos da a entender bastante bien, lo que queda por resolver, es cómo ese vestido terminó siendo de utilidad para los encargados de la tienda.

El vestido asesino, terror surrealista de los 70

La estética de los 70

El punto más fuerte de la película es su estética. Al contrario de otras películas «absurdas», en las que apenas tienen una fotografía decente, en El vestidor asesino la estética lo es todo.

Aquí se usan los colores y los planos de tal forma en que imita muy bien en cine de culto de terror de los 70, que rebosaba de color y sensualidad. En este aspecto, el vestido rojo resalta por sobre todas las cosas, en todas las escenas en las que aparece.

 

El supuesto mensaje de la película

Algunos mencionan que El vestido asesino busca hablarnos sobre lo mortal de la industria textil, el cómo acaba con el planeta y poco más. Lo cierto es que la película, aunque entretenida y surrealista, carece de un mensaje real.

En este caso, con el vestido asesino en ningún momento nos hacen ver la importancia del textil, sino que, simplemente, se centra en las muertes, y algunos sucesos paranormales en el camino. De hecho, tendría más sentido que criticara la vanidad, que a la moda en sí misma.

 

Dos historias en una misma película

Normalmente, el formato de varias historias sobre un mismo «enemigo» no suelen tener mayor problema, por el contrario, hace que uno se interese más en este «enemigo». Sin embargo, en El vestido asesino contamos con únicamente dos historias.

En estas, las personas de la primera historia no tienen nada que ver con la segunda, más allá de ir ambos a una misma tienda. Lo malo de todo esto es que, al ser formato película, y dividirse en dos, la segunda parte carece de fuerza.

En la primera parte vamos con calma, nos tomamos el tiempo de conocer a los personajes principales, cómo se sienten, y sus motivaciones. Con la llegada del vestido, su destino va cambiando poco a poco de rumbo hasta terminar en la muerte.

De haberse quedado solo con la primera parte, la película hubiera tenido igualmente un cierre abrupto, pero aún tanto mejor. Al incluir una segunda historia, mucho más rápida y menos impactante que la primera, ya que sabemos todo lo que ocurrirá, se siente repetitivo, e incluso molesto.

No hay nada en la segunda historia que realmente valga la pena ser mencionado, no porque sea particularmente mala, sino porque ya todo lo importante lo vimos en la primera parte. Lo único que resalta es el final, porque cierra ambas historias, pero, fuera de eso, era completamente innecesario.