Entrevista con el vampiro, la realidad de la inmortalidad

Entrevista con el vampiro

Entrevista con el vampiro

Entre las muchas películas acerca de vampiros, hay unas peores que otras, con vampiros de todo tipo, desde los que brillan bajo el sol, hasta los que destripan a sus víctimas sin siquiera pestañear. Una entrevista con el vampiro es una de esas películas que no llegan a ser de terror, ni recurre al gore total, pero que aun así, se mantiene en un alto estándar de calidad, centrándose en la parte más psicológica de la historia.

Todos alguna vez hemos soñado con cómo sería la inmortalidad, ya sea que la deseáramos, o nos provocara terror, y mientras en las películas lo pintan como algo increíblemente bueno, a veces llegan pequeñas joyas en las que nos muestran la realidad de este tipo de vida.

Por una parte tenemos a un protagonista que se siente mal por tomar vidas para mantener la suya propia, pero que tampoco está dispuesto a morir, por el otro, a un vampiro narcisista y muy egoísta, al que no le importa en lo más mínimo sus víctimas, llegando a jugar con sus cuerpos como si nada, y por último, una niña que se ve obligada a permanecer de la misma forma, durante más de 30 años, y todo lo que esto representa.

En cuanto a la fotografía, esta esta tan bien lograda, que muchas de las escenas parecieran una bella pintura, renacentista, mostrando perfectamente cada sentimiento y sentimiento, logrando que empaticemos con los personajes.

 

Crítica con resumen

Seguimos la historia de Louis, un hombre que ha perdido a su esposa e hija, que vive de bar en bar, sin ninguna motivación para vivir, pero que tampoco cuenta con la determinación y odio propio necesario para acabar con la misma. 

Lestat, un vampiro solitario que requiere de un nuevo compañero lo encuentra, e intenta matarlo, bebiendo su sangre, pero, antes de sacar hasta la última gota, Louis le dice que desea vivir, a lo que Lestat acepta, ofreciéndole la vida eterna. 

Normalmente, este tipo de situación sucedería debido al miedo a la muerte, y nada más, arrepintiéndose luego, o tomándolo a su favor, en el mejor de los casos, sin embargo, Louis demuestra ser totalmente consciente, cuando le pide a Lestat que lo espere un último día, para poder disfrutar del amanecer que no podrá volver a ver.

Con su forma tan segura de aceptar su nueva vida, se pensaría que no tardaría nada en acostumbrarse a usar personas como alimento. Pero, para sorpresa de su compañero, él se niega a alimentarse de esta forma, prefiriendo las ratas, perros y cualquier otro que se le acerque.

Claro que esto no puede durar para siempre, por más que lo evita termina cayendo en sus instintos más de una vez, siendo la primera vez, la noche en que toma la sangre de su sirvienta, arrepintiéndose al instante, llamándose a sí mismo un  monstruo, quemando su hogar por la desesperación.

Luego de esto, Louis y Lestat se mudan, volviendo a lo que parece ser una monotonía para Louis, que no termina de encontrar un significado a su vida. Louis no desea ser como Lestat, sabe que no puede separarse de su lado, ya que lo perseguirá, pero no soporta su forma de actuar, y su poca moral. 

Un día, Louis encontró a una niña cuya madre acabada de morir a causa de la peste, al principio, parece querer acercarse a ella para ayudarla, pero termina mordiéndola, hasta casi matarla. Es justamente Lestat quien salva a la niña, apenas, pero aun así, ella termina muy enferma.

Louis debe decidir si convertirla en vampiro, cosa de la cual no está seguro, debido a lo horrible que podría ser este tipo de vida para un infante, pero al final lo hace. Por suerte, la niña parece disfrutar de su nueva vida, con sus nuevos padres, quienes no dudan en mimarla tanto como pueden.

Entrevista con el vampiro

A esta niña la vemos crecer mentalmente, llegando a un punto en que su cuerpo aniñado y su mente semi adulta no encajan más, manteniendo dentro de sí un gran odio hacía Lestat, por haberle dado esa vida de eterna niña.

En este aspecto, la actriz hace un magnífico trabajo, sabiendo adaptarse perfectamente al resentimiento de una mujer de más de 30 años, encerrada eternamente en el cuerpo de una niña de 11.

Claudia, la “niña”, y Louis guardan un fuerte cariño, parecido al de un padre y una hija (con cierta excepción de una escena en particular), y ambos sienten odio hacia Lestat, por haberlos arrastrado a donde están ahora, por lo que se sugiere abandonarlo, y huir lejos, pero de nuevo, Louis sabe que él no los dejaría en paz.

Por ello, Claudia toma la decisión de deshacerse de Lestat, envenenándolo con sangre de un cadáver, cosa que Louis no sabía, pero cuya oportunidad no dejó perder, tomando a Claudia, para irse lo más lejos posible.

Ambos comienzan a buscar sus orígenes, para lo cual requieren conseguir a más vampiros. He aquí una gran diferencia con el libro, en el cual, consiguen a algunos vampiros en sus viajes, pero estos perdieron su mente, viviendo como poco más que animales, mientras que en la película, van directamente a encontrarse con el “teatro” repleto de vampiros. 

Es aquí cuando al fin tenemos la gran evolución de Louis, que pasa de no tener una razón real para vivir, mientras se deja guiar por otros, a hacer lo posible para comenzar a vivir de verdad, a su propia forma, reconstruyendo su lazo con el mundo, aprovechando la revolución industrial, y los posteriores cambios que vivieron con el siglo XX, como la creación del cine, y su versión a color, que le permite volver a contemplar un amanecer, después de siglos en oscuridad.

Esta es una película que sin duda alguna nos acerca más a la realidad de lo que serían estos seres en la realidad, personas trastornadas, que sobreviven olvidando sus emociones humanas, dejando todo atrás, para no tener que pensar en ello, tal y como hacía Lestat. Además de mostrarnos el punto de vista de una vida desperdiciada por las decisiones de terceros, como es Claudia. Todo esto en medio de una extraña entrevista con el vampiro.