Hay algo mal con los niños
Hay algo mal con los niños, cuyo título original es “There’s something wrong with the children”, es la nueva película del estudio BlumHouse.
Se trata de una película de “terror” sobre dos parejas que se van de vacaciones, junto a los hijos de una de estas parejas, a un lugar en donde se encuentran con unas viejas ruinas que llaman la atención de los pequeños. El típico tipo de película en el que el “terror” recae en un par de niños haciendo cosas “tenebrosas”.
Sin embargo, “Hay algo mal con los niños” es el tipo de filme que no se toma muy en serio a sí misma, por el contrario, parece ser más una sátira a las películas de terror que otra cosa. Aprovecha muchos clichés y escenas para parecer el mismo tipo de historia, pero agregando a estas escenas cierto toque de humor, aunque no queda del todo claro si es del todo intencional.
El suceso sobrenatural
En “Hay algo mal con los niños” los únicos personajes son: Ben y Margaret, la primera pareja, Ellie y Thomas, la segunda pareja, y Lucy y Spencer, sus hijos.
Todo da inicio cuando Las dos parejas, junto a los niños, se van de vacaciones a unas cabañas alejadas de la ciudad. Allí, dan una caminata alrededor, en la que encuentran unas antiguas ruinas y un enorme agujero en el suelo, que se extiende varios kilómetros hacia abajo.
De inmediato, los niños se ven atraídos por una luz que solo ellos pueden ver y, a partir de entonces, comienzan a comportarse de manera extraña, casi como si hubieran quedado hipnotizados. Al volver a las cabañas, ambos afirman querer regresar a ese lugar en varias ocasiones, y, al día siguiente, desaparecen.
La desaparición y los nuevos niños
La noche anterior a la desaparición, Ellie decidió dejar a sus hijos con Ben y Margaret, para poder pasar tiempo a solas con su esposo. Ellos, que nunca habían tenido que cuidar niños por mucho tiempo, simplemente jugaron con ellos hasta que mostraron signos de sueño.
Tras un simple “buenas noches”, la pareja pasó el resto de la noche bebiendo y fumando. Cuando al fin despertaron al día siguiente, ya era tarde, los niños no estaban por ningún lado, y Ben fue a las antiguas ruinas con el presentimiento de que podrían estar allí.
Pero, cuando llega, los ve a ambos al borde del precipicio, saltando. Ben regresa incapaz de hablar del todo sobre lo que vio, solo para observar a dos niños idénticos salir de la otra cabaña, junto a su madre, como si nada.
La locura de Ben
Ben es el único que vio los cadáveres de Lucy y Spencer en las ruinas, y es el único que parece notar que algo raro ocurre.
Pronto, nos enteramos de que Ben tiene algunos problemas mentales por los que debe tomar algunas píldoras, razón por la que él mismo parece dudar mucho sobre lo que sabe, y sobre si realmente debería decir algo.
Finalmente, decide contar lo que ha visto, pero, por ello, los niños lo acosan haciéndolo parecer un lunático. Ante él, tienen todo tipo de comportamientos peligrosos, que atentan incluso contra la vida de sus padres, deteniéndose justo cuando alguien voltea.
Margaret intenta hacer que entre en razón, que vea que las cosas que dice no tienen sentido, más no consigue tranquilizar a Ben, al contrario, lo pone más nervioso, al ver que nadie cree en él.
Este problema aumenta cuando Ben pierde la paciencia ante las situaciones peligrosas, y arremete su ira contra los niños. Por supuesto, por más que él tenga la razón, nadie cree ni una sola palabra, al contrario, comienzan a considerarlo peligroso.
Cuando ya todos están en su contra, Spencer finge ser herido en medio de una discusión con él y “muere”. Al verlo, todos señalan a Ben como el culpable y lo echan.
Aunque, como es usual, unos minutos después estas criaturas muestran su verdadero ser, y proceden a asesinar a todos.
La falta de gore
El mayor problema de “Hay algo mal con los niños” es que promete mucho, y no da nada. Si buscas una película de terror terminarás muy decepcionado, y, si lo que buscas es una sátira del género, también se queda muy atrás, con apenas escenas que realmente valen la pena. Por otra parte, hay momentos en los que parece que apostará por el Body horror, que es lo que suele salvar a las películas de este tipo, pero eso jamás ocurre.
Las escenas “sangrientas” son, a lo mucho, el cuerpo ensangrentado de Ellie después de ser atacada. Escenas que no muestran el ataque, ni nada por el estilo.
Al final, ni siquiera hay una verdadera escena de lucha, y la única que parece sobrevivir escapa por conveniencias en el guion, ya que para ello, Thomas, que se supone que había sido asesinado, aparece de la nada para salvarla, solo para ser dejado atrás.
¿Vale la pena “Hay algo mal con los niños”?
En general, no. Hay algunas cosas que valen la pena, como las escenas de Ben, en las que lucha por demostrar que no es su problema mental hablando, mientras señala el peligro. Pero, fuera de eso, realmente no hay nada en particular que llame la atención.
Es desperdiciado todo el tema sobrenatural, puesto que jamás se explica qué es lo que ocurre en las ruinas, ni qué son las criaturas que parecen tomar el cuerpo de las personas que caen allí. No se da ninguna pista, ni tampoco parecen tener una finalidad más allá de simplemente existir.
Sobre todo, el final de la película deja claro que no hay ninguna intención de tener una verdadera trama de fondo. En este, se ve cómo las criaturas, en el cuerpo de los niños y Ben, se toman de las manos a mitad de la carretera, esperando a que Margaret los atropelle, sin más.
“Hay algo más con los niños” termina no cumplir con ninguna de las cosas que se esperan de esta.