La cabeza de la araña, los límites del libre albedrío

La cabeza de la araña

La cabeza de la arana

Llega a Netflix la película distópica “La cabeza de la araña”, protagonizada por Chris Hemsworth.

Se trata de la historia de un “científico malvado”, que hace experimentos en personas, con el fin de conseguir manipular por completo sus mentes. Con su moral dudosa y su gran carisma, el villano es todo lo que se puede esperar de Chris Hemsworth.

 

El centro de investigación y Steve

La película se desarrolla en el centro penitenciario “La cabeza de la araña”, que sirve, a su vez, como un centro de investigación. Al tratarse de experimentos científicos regulados por el gobierno, las únicas personas que pueden utilizar para su propósito son los condenados a prisión, que aceptan bajo su propio riesgo, a cambio de acortar su sentencia.

Como ellos son tratados mucho mejor en este centro, que cuenta con todas las comodidades posibles, muchos aceptan sin dudarlo, y cooperan sin ningún intento de escape. Por esto mismo, tienen incluso la posibilidad de salir a los alrededores de la isla en la que están, sin que nadie los vigile.

Este proyecto es dirigido por Steve, el dueño de una farmacéutica que está probando varias drogas en estos prisioneros, con la intención de causar ciertas emociones y sensaciones. Todo esto por medio de un aparato que les coloca quirúrgicamente en la parte baja de sus espaldas, la cual inyecta distintas drogas dependiendo del control que está en las manos de Steve.

Es el tipo de proyecto que se presenta como un gran avance para la ciencia y la humanidad, que ayudará a millones de personas. Al principio, podemos llegar a creerlo un poco, al ver cómo puede hacer que las personas rían con tanta facilidad, tengan sentimientos más claros y vividos, e incluso logran despejar sus mentes, para que piensen más y mejor.

Steve y su compañero se centran en estas cosas positivas al inicio, siempre manteniendo un acuerdo de permiso verbal. Se aseguran de preguntarle a cada sujeto de prueba si está listo o no para el suministro de la droga antes de hacerlo.

La cabeza de la araña, los límites del libre albedrío

Los límites del libre albedrío

Las cuestiones extrañas en este experimento comienzan a darse con la aparición de Jeff, el otro protagonista, quien se somete a la prueba de la dosis N-40, junto a una chica. Esta dosis provoca un aumento enorme en el libido, al punto en que ni siquiera les importa que los están viendo.

Al terminar el efecto de la dosis, ambos están confundidos, pues no se sentían atraídos el uno por el otro antes, ni después de la dosis, solamente durante. Sobre todo Jeff, que no tarda en mostrar cierto interés por otra reclusa.

Este tipo de prueba continúa, por lo que, cuando un día lo llaman junto a otro hombre, se asusta ante la idea de que le administren N-40, y rechaza el experimento. Aunque, en realidad, ambos estaban ahí por algo muy distinto.

Del otro lado, junto a los farmacéuticos, una de las chicas con las que había estado, debía tomar la decisión sobre a cuál de los dos hombres administrar la droga del dolor. Misma decisión que Jeff tuvo que tomar en su momento, pero que, al estar en el puesto de posible víctima, se sorprendió y molestó, al punto de comenzar a dudar sobre lo que allí ocurría.

Steve, quien decía que solo quería experimentar un poco con la sustancia del dolor, parecía disfrutar bastante el colocar a personas en una situación difícil y obligarlas a decidir. En cada ocasión aceptaba la negativa de los participantes, pero no por ello era menos sádica la postura que tomaba durante los experimentos.

Al ver que incluso su compañero comenzaba a dudar de él, Steve accedió a utilizar esa sustancia una única vez, para probar su funcionalidad y ya. Por desgracia, las cosas se salen de control.

Él coloca a una de las chicas con las que se acostó Jeff, y le dice a este que demuestre que no siente nada por ella, inyectando por sí mismo la sustancia del dolor. Esto solamente era para comprobar algo, no obstante, resultó en la muerte de aquella mujer, que no pudo soportar el dolor.

Ahora todas las miradas están en Steve, mientras él hace todo lo posible por borrar la existencia de aquella mujer de su experimento, para que no lo cancelen. Jeff, por su parte, usa esta «distracción» para espiar en las notas de Steve, dándose cuenta de lo que realmente quiere.

Lejos de querer hacer del mundo un lugar mejor, la única intención de Steve es crear una droga capaz de hacer que las personas obedezcan. Esta sustancia utilizaría distintos tipos de las drogas que ya había empleado antes, pero sus efectos serían más duraderos.

En este punto, con Jeff y su compañero en contra de él, no había mucho que pudiera hacer. Steve consigue escapar, pero de poco le sirve, ya que debido a una falla de su propio dispositivo, comienza a alucinar, y se termina estrellando.

 

¿Vale la pena «La cabeza de la araña»?

La cabeza de la araña es entretenida, en ningún momento te llegas a aburrir, sin embargo, promete más de lo que da.

Al ver la sinopsis, e ir viendo la historia, uno espera ver ese tipo de película psicológica que te hace dudar de algunos conceptos humanos, cómo el libre albedrío. O, que al menos, le dé alguna razón mayor a su antagonista.

Lamentablemente, todo se queda muy corto, tenemos a un villano que técnicamente funciona, pero que no va más allá de ser el típico científico loco que quiere ser millonario y conquistar el mundo.

Dejando eso de lado, las actuaciones son su punto más fuerte, con actores que salen llevar al extremo cada emoción. Tal y como lo pide los fármacos que les están siendo inyectados.