La chica danesa y su eterna polémica

La chica danesa

La chica danesa

La chica danesa es una de esas películas polémicas que no pasan de moda, puesto que toca un tema tan actual, y a la vez tan antiguo, que es sumamente sencillo adaptarlo al ahora, ya sea que hayan pasado 5 años o 50. 

Curiosamente, a pesar de la polémica no es el tipo de filme que tenga un contenido de algún modo censurable o reprochable, como suele ocurrir, sino que todo se desenvuelve con tanta naturalidad, y de tal forma que puede llegar a verse como una película familiar, con apenas un par de pequeñas escenas o palabras que pasan fácilmente por un público +13. Con esto, La chica danesa es un filme que no puede faltar cuando se trata de temas tan delicados como la transexualidad, sobre todo por la forma única en que se desarrolla la trama.

 

La trama

Seguimos la historia de Einar, un hombre casado, y un pintor medianamente conocido, junto a su esposa Gerda, quien también vive de la pintura. Todo parece estar bien entre ambos, con un matrimonio amoroso y aparentemente feliz. El conflicto llega cuando, cierto día, Gerda le pide a Einar que utilice unas medias y zapatos para utilizarlo de referencia, ya que su modelo nunca llegó. 

Al principio él no quiere aceptar, pero una vez que está sentado con las prendas femeninas, Einar queda maravillado por la belleza de estas, manteniendo toda esta situación en su mente. Pronto, su fascinación va en aumento, colocándose más prendas solo porque sí, o saliendo vestido de mujer en compañía de su esposa como una “broma”.

Si bien todo esto resulta un tanto divertido al principio, luego nos damos cuenta de que Einar tiene pequeñas crisis de identidad que lo hacen dudar de su vida y su matrimonio, deseando dejar todo de lado para tener una nueva vida como lo que él siente realmente ser, una mujer. Con el tiempo, lo que solía ser un chiste se convierte en realidad, sumergiendo a ambos esposos en la desesperación de no saber qué hacer a continuación.

 

¿Einar se convirtió en mujer, o siempre lo fue?

La película cumple con un propósito, y es el responder esta pregunta. Al principio vemos a un hombre, quien actúa como cualquier otro, y pone peros ante la “loca idea” de colocarse ropa de mujer, aceptando solo por el amor que le tiene a su mujer. 

La forma en que mira la ropa que se le obligó a ponerse, fácilmente puede confundirse con curiosidad o admiración por las telas suaves y bellas de la ropa femenina de calidad, como es el vestido. Sin embargo, puesto que la historia sigue a partir de allí mostrándonos cómo poco a poco adopta características más femeninas, podemos llegar a percibir esta escena como el detonante que inicia todo.

Pero, conforme avanza la película vamos descubriendo que su afición no es nada reciente, tratándose realmente de un lado reprimido de Einar, que ahora, gracias al apoyo de su esposa, se ha revelado.

 

La pelea interna

Algo que suele ocurrir mucho en las películas de temáticas LGBT+, sea cual sea el tipo en específico, es que suelen centrarse en la trama de “yo contra el mundo”, presentando a personas que luchan para hacerse con un espacio en una sociedad, ya sea contra personas completamente externas al protagonista, o con sus propios familiares. En el caso de La chica danesa es todo lo contrario.

En esta película nunca llegamos a ver un enfrentamiento directo de Lily contra las demás personas, sino que lo que vemos en todo momento es a Einar luchando por mantener a Lily oculta, negando su existencia y sus deseos, como si con eso pudiera seguir teniendo una vida normal, salvando con ello su matrimonio. En cierto punto, a esta pelea interna se suma Gerda, cuando expresa que quiere a su marido devuelta, deseando no volver a verla nunca, pero a su vez, alegrándose en el fondo cada vez que Lily da un paso al frente, ya que nota lo feliz que hace esto a su pareja.

La chica danesa

La separación de la personalidad

Algo curioso de La chica danesa es el cómo Einar/Lily se comporta, pues en vez de simplemente aceptar o negar sus gustos, prefiere encerrarse dentro de sí mismo, desarrollando dos personalidades muy diferentes, la masculina, que ama a su esposa ante todas las cosas, y la femenina, Lily, que solo quiere ser libre. Aun con esto, el personaje sabe en el fondo que esto es mentira, que Einar no existe, que es solo una máscara que utiliza por miedo al qué dirán.

Es cuando acepta esta realidad, y se acepta a sí misma, que puede dejar atrás a Einar, su máscara, por fin atrás, como un simple recuerdo borroso, o un mal sueño. Esto, por supuesto, es un golpe muy grande para su esposa, que puede ver cómo el hombre que amaba desaparecía con el paso de los días, dejando en su lugar a una mujer tan distinta en personalidad, que apenas podía mantener el pensamiento de que sí, esa persona es con quien se había casado, para bien o mal.

 

El egoísmo y el deseo

La chica danesa vivió casi toda su vida como un hombre por dos simples razones, complacer a los demás, y ser aceptado. Por esto mismo, cuando estuvo en un ambiente en el que por fin podía complacer a otra persona, y ser aceptada por esta, comenzó a mostrarse como era en realidad, tanto consciente como inconscientemente. 

A su vez, cuando Gerda se da cuenta de que todo esto se debe a ella, no puede reaccionar de otra forma más que llorar, arrepentida por haber causado todo esto, hasta cierto punto. Esto hace que Gerda sea la causante de otra cuestión, la indecisión de Einar, de abandonarla para “convertirse” en Lily.  Sabe perfectamente que si comienza la nueva vida con la que tanto soñó le hará mucho daño, cosa que le detiene en más de una ocasión, sin embargo, al pasar Lily toda su vida en “cautiverio”, está tan desesperada por ser ella misma que comienza a ser egoísta, sabiendo que, si no lo hace ahora, no lo hará nunca.