La forma del agua, un cuento de hadas en la guerra fría

La forma del agua

La forma del agua

Nos encontramos con una historia de amor muy salida de la norma, en una película que fácilmente podemos comparar con un cuento de hadas clásico, de esos en los que los niños escuchaban partes iguales de fantasía y realidad, sin idealizar su concepto en exceso, como hace, por ejemplo, Disney, al pintar solo las cosas bonitas. La forma del agua, creación del excéntrico Guillermo del Toro, ha llegado para sorprendernos.

En una época en la que resalta tanto la inclusión, es extraño que este filme no se haya levantado con una bandera, debido a su trama, pero lo cierto es que al ser cada personaje relevante un poco “distinto”, logran fusionarse bien a la cinta, tomando su lugar de tal forma que no nos podríamos imaginar cambiar.

 

Resumen

Seguimos la historia ambientada en la guerra fría, siendo nuestra protagonista, Sally, una mujer muda que trabaja limpiando los laboratorios. La película nos muestra su vida monótona, en la cual solo se dedica, cada día, a trabajar, llevarle la comida a su vecino, y poco más.

Pronto se nos presentan a los demás personajes. Tenemos a su compañera del trabajo, Zelda, una mujer afroamericana, cuestión que en esa época, aún era motivo de rechazo, hasta cierto punto. Su mejor amigo, Giles, su vecino homosexual, que no logra hallar una pareja debido, otra vez, a la época y prejuicios. Y finalmente “el espécimen”, una criatura acuática, humanoide, que ha sido capturada para su posterior examinación.

Todos ellos, de una u otra forma, son seres “incompletos”, “incomprendidos” o directamente extraños, que deben buscar su propia forma de vivir. 

La historia de amor da inicio cuando los científicos traen al laboratorio a la criatura que capturaron en el Amazonas, la cual aseguran, era tratada como un dios por los lugareños. Todos están sorprendidos por la existencia de la criatura, los científicos empiezan a hacerle distintas pruebas, así como infligir algunas heridas. 

Mientras esto sucede, Sally se siente curiosa por el espécimen. Ella intenta acercarse a este, ofreciéndole comida, y enseñándole el lenguaje de señas. Esta curiosidad escala a cariño, al verse comprendida por un ser que es tan distinto a ella en el exterior. 

Al verlo herido, cree que lo mejor es ayudarlo a escapar, pero no se decide sino hasta haber escuchado una conversación de los científicos, donde llegan a la idea de disecarlo, para luego poder estudiarlo a profundidad.

Es aquí cuando descubrimos la realidad acerca de uno de estos científicos, quien es un espía, a quien le encargan la tarea de deshacerse de la criatura. Contrario a la orden, él no es capaz de matar a la criatura, ya que ha comprobado que se trata de un ser inteligente, simpatizando con él.

Con su ayuda, Sally logra sacar al espécimen, llevándolo a su casa, donde se vuelve más cercana a este. En este momento vemos lo profunda que llega a ser su relación, con escenas que, en cualquier otro contexto, y con cualquier otro director, hubiera quedado muy mal, ya que se tomaría como una especie de perversión. Sin embargo, gracias al ambiente perfectamente cuidado, podemos apreciar estas escenas como algo puro, y hasta cierto punto, natural. Se trata, después de todo, de un cuento de hadas antiguo, bello, y un tanto crudo.

A partir de esto, pasamos a un ambiente más de huida y persecución, en el cual los demás científicos buscan por todas partes el paradero del espécimen, sabiendo que perderán información muy valiosa debido a su error.

Al final, podemos decir que todo se resuelve por “el poder del amor”, que le da una nueva vida a Sally y la criatura, debajo del agua.

La forma del agua

Crítica

Esta historia no salió de la nada, Guillermo del Toro, siendo fiel a sus convicciones, y sus promesas de niño, hizo todo lo necesario para traer esta historia al aire.

La trama de esta película, se debe justamente a otra película, bastante vieja ya, que Del Toro vio en su infancia. En esta cinta, se contaba la historia sobre un monstruo marino, también humanoide, que secuestra a una chica, que posteriormente es rescatada. 

A Guillermo, con su forma tan particular de ver el mundo, no le pareció bien que la mujer no se quedará con la criatura, por lo que se prometió a sí mismo, que un día le daría un final más digno.

Es así como nace esta historia de amor que, a pesar de todos los obstáculos que pueden salir con este tipo de trama, supo desarrollarse muy bien, dando un resultado inigualable.

Otra cosa resaltante en la cinta, es la forma en que están construidos los personajes secundarios, dándoles una vida, un motivo, y una voz fuerte y decidida. No son personajes que ayudan a Sally solo por fuerza de guion, o por la idea típica de “hacer lo correcto”. 

Son personas con sus propios problemas, que se niegan inicialmente a participar en algo que los meta en problemas, y que solo terminan aceptando cuando ya no les queda de otra, cuando ven a Sally contra la espada y la pared.

Por supuesto, no podemos dejar por fuera la actuación tan espléndida de Eliza Esposito, quien, sin decir una sola palabra durante todo el filme, expresa perfectamente cada pensamiento y sentimiento de su personaje, junto con Doug Jones. Un actor que nunca falta en una película de Guillermo, gracias a la forma en que se desenvuelve, disfrazado de criaturas que son cada una más extraña que la anterior.