La última noche, la resignación y la esperanza

La última noche

La última noche

Las películas apocalípticas ya son algo común, pero no se puede negar el impacto que causan en momentos como este, cuando aún sigue presente la posibilidad de nuevas mutaciones del Covid. En este caso, La última noche, de Netflix, nos habla no de algo precisamente navideño, como lo puede hacer parecer su nombre y algunas imágenes de la misma, sino de la última noche de un grupo de familias que se enfrentan a la llegada de un gas mortal.

Al tratarse de un fin del mundo con una enfermedad de por medio, resulta casi imposible no hacer la comparación con la situación actual, más aún si tenemos en cuenta su trasfondo climático. A su vez, podemos sentirnos identificados con las decisiones y pensamientos de sus personajes, ya sea que veamos las cosas desde el punto de vista más pesimista, el más optimista, e incluso el indiferente.

 

La trama

Nos encontramos en una reunión de varias familias que se preparan para la última noche de sus vidas, literalmente. A pesar de que todos saben que al día siguiente llegará un gas mortal que los matará a todos, manejan las cosas con mucha tranquilidad, queriendo ignorar la situación en lo más posible para simplemente pasar una cena en familia y disfrutar de sus últimos momentos, algo muy parecido a lo que ocurre en «No miren arriba«.

Desde un principio hay algunos chistes de humor negro sobre cómo se pelearon con alguien para robar un poco de ropa de marca para la ocasión, así como la sugerencia de ir a robar algún supermercado solo para tener el postre favorito de uno de los niños. Luego, tenemos algunas pequeñas charlas sobre cómo ellos son muy afortunados de tener acceso a pastillas suicidas, completamente indoloras.

Por su parte, los niños presentes en la reunión son los únicos que se muestran verdaderamente molestos, incrédulos y rebeldes ante la idea de morir así como así. Se quejan de recibir juguetes cuyas baterías durarán más que ellos mismos, de tener que forzarse a fingir que nada malo ocurre, y ser obligados a aceptar este destino, a pesar de las posibilidades que pueda haber.

Así mismo, presenciamos varios comentarios sobre cómo nadie piensa en la terrible situación a la que se enfrentan todos aquellos que no pudieron recibir la pastilla, ya sea por estar en otros países, o por ser inmigrantes ilegales. Todo esto junto a una fuerte crítica a la sociedad que aprovechó al máximo los recursos de la tierra, acabando con ella en el camino, produciendo este terrible resultado.

Saltan a la vista algunas menciones sobre personas que intentaron advertir sobre esto, así como las miles de soluciones que se plantearon en su momento, y que jamás llegaron a nada. Pero, como es de esperarse, todos los adultos prefieren ignorar a los niños, y hacer todo lo posible para convencerlos de que la decisión de las personas mayores es la correcta, la única que importa, y que deben seguirla porque ellos saben qué es lo mejor.

Es gracias a la incansable rebeldía de uno de estos niños que se salva de consumir la pastilla suicida, exponiéndose al gas venenoso. Y, aunque no es del todo claro, podemos ver al final que estaba en lo cierto, y el gas no es tan mortal como se creía.

La última noche

Crítica

La última noche es una película que sorprendió a la audiencia con sus excelentes actuaciones, así como algunas críticas que van muy bien con la fecha y circunstancias por las que pasamos. A pesar de tener está trama un tanto «simple», se las arregla para salir del molde y ser verdaderamente entretenida, aunque si llega a caer en un par de ocasiones en lo repetitivo.

 

La negación

Tenemos a un gran grupo de personas que se niegan a aceptar que algo terriblemente malo está pasando, y hacen todo lo posible por convencerse a sí mismos de que están en una posición favorable, recibiendo el mejor destino de todos, y, que por ello, deben estar agradecidos. Se olvidan por completo de todo lo que tenían preparado o planeado para su futuro y aceptan su final.

Para ellos ya no importa la fuente de este mal, las decisiones que tomaron que los llevaron a esto, ni todos los posibles futuros que habrían tenido de ser más conscientes. Se contentan con morir sin dolor, y se molestan al oír a los niños hablando de todo lo que se esfuerzan por olvidar.

 

El futuro

La diferencia de pensamiento se centra en una cosa, el futuro. Es una verdad universal que las nuevas generaciones son el futuro, los niños crecen pensando y soñando con lo que serán cuando crezcan, mientras que los adultos muchas veces deben conformarse con lo que consiguieron, y esto se ve perfectamente reflejado en la película.

Los niños luchan no solo por querer señalar los errores de alguien, sino porque todo lo que se les prometió se derrumba ante sus ojos, se les es negado por problemas que causaron otras personas. Aún con ello, se enfocan en la más remota esperanza, y es justamente eso lo que salva a uno de ellos al final.

Lamentablemente, este niño deberá igualmente crecer con las secuelas de los problemas ocasionados por quienes estuvieron antes de él, con un minuto destrozado, una población con menos del 10% conservando su vida, y sin ninguna preparación. Claro, si es que tan siquiera hay más sobrevivientes, y suponiendo que el resto no sean también niños.

 

La esperanza

El mensaje de La última noche es la esperanza, nos quieren recordar que, a pesar de todo lo malo, de las pésimas decisiones, siempre quedará una pequeña esperanza para las nuevas generaciones, que deberán poner todo su empeño en arreglar estos problemas.