Megamente, critica a los héroes y los privilegios

Megamente

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Si en algo destaca DreamWorks es por siempre saber dar en el clavo a la sátira, haciendo películas taquilleras que se burlan de los refritos de otros estudios, como es el caso de Shrek, que es una clara antítesis de las películas de princesas de Disney. En esta ocasión, tenemos a Megamente, con su presentación de héroes y villanos, desde un punto de vista bastante particular.

 

Los héroes

Todos sabemos como son “el típico héroe”, carismático, fuerte, y amado por todos. La referencia a Superman es demasiado obvia, con su copete perfecto, y su sonrisa brillante. 

Megamente nos muestra lo ridículo que llega a ser la idea de tener a un héroe entre las personas comunes, sobre todo desde su infancia. Un hombre que desde que nació solo ha recibido aplausos y alabanzas, pues manifestó su poder sin intentar ocultarlo, recibiendo toda la atención del mundo.

Está tan acostumbrado a la fama que le resulta tan común como respirar, sabiendo perfectamente la forma en que debe hablar y comportarse, para mantener al público cautivo. Curiosamente, es justamente esto lo que hace que se canse de su vida insignificante, donde meramente se concentra en pelear una y otra vez contra el villano, cuyos planes, más que ser una verdadera amenaza, son simplemente molestos.

 

El villano

Por su parte, Megamente es villano porque sí, porque es eso lo que estaba destinado a ser, cosa que hace referencia a los guiones que se enfocan en darle cualquier razón para tener un antagonista. 

Tiene su risa malvada, cuenta sus planes, está siempre al acecho de su rival, como si no tuviera nada más que hacer en su vida, y claro, es raro. Es la combinación de todos los clichés del villano. 

 

El privilegio

Lo primero en criticar el filme, aparte de los guiones prefabricados de las historias más típicas de héroes, son los privilegios. 

Tanto Megamente como Metroman vienen del mismo origen, de dos planetas al borde de la muerte por un agujero negro, que terminaron en la Tierra por una cápsula de escape. Pero, al llegar a la Tierra las cosas empiezan a cambiar.

Metroman crece en una casa adinerada, con padres amorosos, mientras que Megamente termina en la cárcel y, en vez de dejarle libre, cosa que deberían hacer obviamente al ver que el niño no ha hecho ningún crimen hasta el momento, prefieren dejarlo y criarlo allí, como si perteneciera a ese lugar solo por caer en ahí.

Al llegar a la escuela, con su primer contacto con personas de su edad, Megamente es inmediatamente rechazado, es diferente, extraño, tiene ideas que fallan y todos parecen temerle hasta cierto punto, a pesar de que solo intentaba encajar. Metroman simplemente es amado por tener poderes, hacer un par de trucos, y cuidar a todos del malvado Megamente, marcando lo que sería el resto de sus vidas.

Entre la miseria de ser visto como alguien malvado sin razón, Megamente termina por aceptar esta realidad, buscando ser el mejor villano de todos.

Megamente

El significado de la vida

A pesar de todo lo anterior, lo cierto es que los privilegios y oportunidades no dictan si una persona debe ser buena o mala, de hacerlo, estaríamos hablando de discriminación. Siempre hay razones, pensamientos, o problemas detrás del inicio de un mal comportamiento, aunque claro, somos los únicos responsables de ejecutar ese comportamiento y mantenerlo.

Megamente no es malo solo porque se le haya dado “bien”, sino porque desde joven, estando completamente solo, desvinculado de su especie y sin ninguna guía o un apoyo más que la de los demás presos, él no sabía qué debía hacer, cuál era su razón para estar ahí, ni mucho menos sabía cómo vivir.

“Estás destinado a…”. Esta es la frase que marcó su vida, una duda que atormenta su mente. El significado de la vida es algo con lo que solemos pensar todos los humanos en algún punto de nuestras vidas, sin embargo, con el tiempo creamos nuestras propias respuestas e interpretaciones a esta duda, haciendo que luego, cuando alguien lo busque, no se encuentre con una hoja en blanco, sino con una lista de opciones sobre cuál cree más razonable.

Entre estas opciones tenemos las diversas religiones, las filosofías, e incluso el pensamiento de que la vida carece de significado. Pero, para Megamente no existen estas opciones, las religiones centradas en los seres humanos no son válidas, en su mayoría, para los seres extraterrestres, y su obsesión con las últimas palabras de sus padres influyen mucho sobre cómo ve la vida.

Para él, el destino es algo ya escrito, un libreto a seguir al pie de la letra, por esta misma razón, es que luego, cuando deja de existir un Metroman con el cual pelear, más que celebrar eternamente y hacer las maldades de las que se les acusaba, se aburre rápidamente, llegando al punto de buscar un reemplazo de héroe.

 

El merecer algo

Otro punto importante que trata la película es el sentimiento de no ser merecedor de algo, como si ese algo, fuera algo demasiado bueno para nosotros. Megamente duda de ser un héroe, e incluso de ser simplemente un ciudadano “común”, pues siente que no tiene lo necesario para merecer este puesto, mientras su lugar como villano es lo único a lo que, según él, puede aspirar.

También lo vemos con Roxane. El hecho de tener que fingir ser otra persona, de ocultar su identidad por miedo a la reacción que pueda ocurrir, y ante todo el aceptar el rechazo de Roxane al descubrirlo, de una forma natural y esperada.