Nadie especial, la hipocresía de las redes sociales

Nadie especial

Nadie especial

Nadie especial es una película protagonizada por Andrew Garfield, que habla de las redes y el papel que tienen en nuestras vidas.

Lo cierto es que desde que las redes sociales se hicieron populares no han parado de salir películas y series al respecto. Desde comedias y dramas adolescentes en las que hacen aparición, hasta historias en las que son el foco principal.

Tenemos ejemplos de todos los estilos. Filmes de terror, de comedia, tragedia, romance, drama… Hay de todo y para todos, siendo, en su mayoría, películas que buscan dar un mensaje, o directamente burlarse de esta “nueva” realidad.

En el caso de “Nada especial”, nos centramos en la plataforma de YouTube y otros medios de video. Se hace mucho énfasis en lo “terrible” del uso de los celulares y las redes, hablando de la hipocresía y la responsabilidad.

Todo esto con un protagonista que es, como mínimo, cuestionable.

 

Querer ser famoso, pero no sabes ni qué hacer con tu vida

Nadie especial da inicio con Frankie, una chica que trabaja en un lugar que odia, y que pasa gran parte de su tiempo publicando videos. Ella desea hacerse famosa, ser una influencer, y dejar su trabajo, pero no tiene idea de qué subir, y hace cosas al azar.

Por suerte, o desgracia, para uno de sus videos graba a un chico que ve en la calle, que hace cosas que le parecen graciosas. El video se vuelve viral, por lo que Frankie busca al chico para seguir grabando.

Este es link, un chico que trabaja disfrazado para una tienda, que dice odiar por completo los celulares y demás cosas tecnológicas. Él piensa que todos deberían dejarlos de lado, y centrarse en el ahora, o, al menos, eso es lo que dice.

Cuando Frankie le expresa que quiere grabarlo como una forma de arte, él acepta, pese a su repulsión por los teléfonos. No tardan mucho en hacerse famosos, al punto en que otros influencers quieren hacer colaboraciones, y les ofrecen un show en vivo.

Nadie especial

La hipocresía de las redes sociales

Link está muy interesado en dar su mensaje al mundo, de apartarse de los teléfonos y centrarse en lo que importa. El problema es que lo hace mediante las redes que él mismo critica, con programas de entretenimiento que muy poco tienen que ver con el tema.

Hace sátira, luego un baile, luego un concurso absurdo, y termina haciendo mini entrevistas. De una manera u otra parece alejarse de su objetivo, mientras sigue repitiendo su discurso.

Al final, todo da un giro cuando, en medio de uno de sus programas, sube a una chica del público al escenario. Allí, le pide que se muestre como realmente es, subiendo una fotografía a su Instagram sin ningún filtro o maquillaje.

Lo que parece una idea normal en este tipo de contenido, se descontrola al ver que la chica tiene enormes marcas en su rostro. La chica, que muestra claramente que tiene inseguridades por sus marcas, se pone mal, y pide que se detenga todo.

Lejos de hacerle caso, y sin importar que la chica se ponga a llorar en pleno show, mantiene la fotografía, exponiéndola al mundo. Por supuesto, no puede quedar como el malo, así que manda a cortar la parte en la que la chica llora, publicando todo lo demás.

Como bien sabemos, internet no perdona a nadie, por lo que esto se filtra y es transmitido en un programa al que es invitado. Su respuesta, ante esta ola de odio que cae sobre él, es agravar la situación de la chica. Afirma que después del show ella le pidió el número, para ir a su hotel.

Las opiniones se dividen, pero igualmente vuelve a caer, cuando la chica se suicida por la presión, acoso y bullying. Por si fuera poco, la idea de Link de “dar el pésame”, es hacer un video en su “honor”, en el que canta y baila con mucha energía.

Ante el nuevo golpe por parte de los espectadores, su única respuesta es negar toda la culpa, señalando al público, que la acosaba. Les recrimina que ellos hablen mal de él, de la misma forma en que lo hacían con la chica, y les dice que si las cosas son así, él se irá.

Como buen manipulador que es, consigue lo que quiere. El público le aplaude y celebra su honestidad, aceptándolo pese a toda la polémica detrás.

 

¿Vale la pena “Nadie especial”?

Nadie es el tipo de película que busca hacer una sátira, de una sátira. Se burla de las redes, los influencers y la gente que finge. A su vez, se burla de la supuesta “honestidad” de muchos influencers, y cómo al final todos sus discursos son solo para vender.

Con el protagonista, tenemos a un personaje que miente desde el primer momento. Cambia su nombre, niega su identidad, niega querer fama, dice que quiere dar un mensaje.

Poco a poco vemos cómo realmente es, y cómo jamás deberíamos confiar en él. Pese a ello, sus seguidores no pueden ver todo el panorama, y gracias a esto, él consigue parecer auténtico y original.

La participación de Frankie es muy importante, ella, al igual que la audiencia, inicia creyendo que todo se trata de únicamente subir unos videos. Realmente no está muy segura de qué hacer con su vida, y sigue a Link sin dudarlo.

Le cuesta darse cuenta de lo que es Link en realidad, sobre todo porque no quiere aceptar que fue engañada. Por desgracia, la constante evidencia no la deja de presionar y, al final, incluso ella lo abandona.

Andrew Garfield, por su parte, hace una excelente actuación. Por momentos parece un psicópata, y hay algo en él que siempre nos hace desconfiar, o, como mínimo, prestarle mucha atención.