Otra ronda, la necesidad de cambiar y la adicción

Otra ronda

Otra ronda

Ganadora del premio a mejor película extranjera en los Óscars, Otra ronda llega con un extenso mensaje sobre el alcohol. No solo lo rechaza como algo maligno, sino que lo acepta con sus partes buenas y malas, dejando bien en claro que es una gran herramienta, y a la vez, un arma.

Con su trama dividida en los distintos aspectos de la vida, y sobre cómo el alcohol puede afectarlos, esta tragi-comedia invita a reflexionar sobre los distintos puntos que toca, replanteándonos la imagen que tenemos de esta sustancia. Esto es algo que sin duda logra captar la atención de todo el público, al tener la suficiente variedad de perspectivas como para que todo el público pueda empatizar con alguna de estas.

 

La trama

Seguimos la historia de cuatro profesores de Dinamarca, los cuales se enfrentan a la monotonía, el estancamiento y la crisis de mediana edad. Sintiéndose completamente perdidos en su trabajo y su vida personal, todos deciden participar en un experimento que podría mejorar sus vidas.

Para este, ellos toman la supuesta teoría de un psicólogo, el cual afirmaba que el ser humano tenía un déficit del 0,5% de alcohol, y que estabilizar este porcentaje ayudaba a incrementar la creatividad y la felicidad, así como la soltura, mejorando los problemas referentes a la ansiedad y la timidez. Desde un principio plantean esto como un verdadero experimento, haciendo anotaciones y regulando con la mayor precisión posible el consumo de alcohol.

Los efectos no tardan en notarse, cada uno parece tener mucha más energía, cambiando por completo la forma en que dan sus clases, adaptándose a nuevos métodos de enseñanza para mantener la concentración y motivación de sus estudiantes. Todo parece ir tan bien que deciden aumentar la cantidad de alcohol, cosa que a medida que sigan haciéndolo solo causarán más problemas.

Uno de ellos directamente se emborracha, dejando una muy mala impresión en el instituto. Los demás, si bien mantienen un nivel más estable, y parecen estar completamente bien, y más felices, aun de este modo, están consumiendo más alcohol del que menciona la teoría, y no parecen tener la más mínima intensión de detenerse.

El punto de quiebre ocurre cuando ellos mismos, de manera consciente, se preparan para llegar «al próximo nivel», decidiendo emborracharse directamente, en una casa donde piensan que no causarán daños a otros o a sí mismos, así como a sus reputaciones. Como es de esperar, todo se sale de control, hacen tonterías y crean grandes problemas en algún aspecto de sus vidas, siendo el peor de todos, el que sin pensar mucho sube a un bote y navega sin rumbo, falleciendo poco después.

Cualquiera supondría que el filme tomaría un rumbo más trágico ante esto, sin embargo, a pesar de que sí, podemos ver el duelo, este queda en segundo plano ante la vista de todas las demás personas que, al no tener vínculos con él, siguen sus vidas como si nada, bebiendo y celebrando. Incluso podemos ver a uno de los profesores unirse a la celebración, abrazar la felicidad que le causa esto, y lanzarse al río donde murió su amigo, lo cual puede resultar un tanto extraño para algunos, pero muestra la forma en la que la vida continúa sin importar nada.

Otra ronda

Crítica

Como se puede apreciar, el alcohol nos muestra distintas caras de una misma persona a lo largo de la película. Tenemos escenas de verdadera comedia, otras que van más por el humor negro, y otras directamente trágicas y desesperantes.

 

La celebración de la vida

Toda la película, según el mismo director, tiene como mensaje el celebrar la vida, el embriagarnos con esta, ya sea que necesitemos o no alcohol para hacerlo. Es buscar la felicidad, aun si para ello requerimos de ciertas «herramientas», y que cualquier manera en la que se logre es buena, mientras no abusemos de esta.

Está, por ejemplo, el caso del estudiante con ansiedad al que uno de los profesores le sugiere que ingiera alcohol para que se tranquilice un poco, y así pueda rendir mejor en los exámenes. Por una parte, podemos ver esto como una mala influencia, ya que es el consejo de un alcohólico en crisis de edad, hacia un joven con sus propias preocupaciones.

Pero, también entendemos que sí, de hecho, el alcohol sí ayudó al joven, al permitir que tuviera la suficiente confianza como para responder mejor y con más calma las preguntas que se le hacían. Este momento nos hace pensar que no debemos juzgar de tan manera a esta sustancia, ya que puede ser incluso «necesaria» en algunas situaciones.

A los profesores les ayudó mucho a salir de la monotonía y falta de interés por la vida, pero lamentablemente todo esto se perdió al sobrepasar sus límites.

 

El efecto placebo

Una cosa a tener en cuenta es que estos cuatro hombres comienzan el experimento con la certeza de que el consumo de alcohol los llevará a ser de cierta manera que les gustaría, y demuestran que es verdad. No obstante, ¿realmente podemos decir que es gracias al alcohol? Ellos lo veían como una forma de dejar atrás partes de sí mismos que no les agradaba, como una forma de activar sus mentes.

Teniendo todo esto en mente, era casi imposible que no ocurriera justamente eso que querían. Ellos deseaban con todas sus fuerzas escapar de sus vidas aburridas sin importar qué, y por esto mismo, crearon su propia adicción al alcohol de manera casi instantánea.

No querían un tratamiento para todo aquello que los mantenía en ese estado, no querían ver soluciones reales, sino, simplemente, usar algo que mágicamente los convirtieran en otras personas. Al estar tan seguros de esta hipótesis, sus mentes se adaptaron a esto sorprendentemente rápido, cuando en realidad, no tendría por qué haber sido así.

Normalmente, el alcohol causaría distintos efectos a la persona que lo consuma. Algunos serían más activos, a otros les daría sueño, otros incluso podrían volverse erráticos… pero solo los vemos ser lo que ellos querían, y los malos efectos no se ven hasta que realmente se emborrachan.

Es aquí donde entra el efecto placebo, el conseguir resultados porque la mente se convence a sí misma que hacer algo en específico la llevará a verdaderos resultados. Con este tipo de creencia, fácilmente habrían obtenido el mismo resultado con un simple jugo de frutas, ya que al final lo único que tenían que hacer para mejorar sus vidas enfrentar los problemas de frente, como la apatía de los estudiantes, los problemas de pareja, y más.

Pero, por supuesto, es mucho más fácil buscar algo externo que resuelva estas cosas, que levantarse y arreglar todo por sí mismos, sobre todo cuando sienten el mundo venirse encima debido a la crisis de mediana edad.