Siempre en el mejor momento, lazos familiares y enfermedad

Siempre en el mejor momento

Siempre en el mejor momento, lazos familiares y enfermedad

Siempre en el mejor momento es la parte final de la trilogía «En el mejor momento«, de Netflix. Esta, llega para dar un cierre a toda la historia, y sus tramas secundarias, y, si bien cumple con el objetivo, hay algunas cosas a resaltar.

En esta tercera entrega se busca terminar de desarrollar a los personajes, sin embargo, realmente hay muy poca diferencia entre sus actitudes en la primera película, y en esta última. La forma en que se comportan, las deducciones que toman… no hay nada que no podamos esperar.

Es por esto que Siempre en el mejor momento resulta un tanto predecible, e incluso tediosa en algunos momentos, aun así, sigue cargando, hasta cierto punto, el positivismo y romance que la caracteriza. Resulta ser un buen cierre, pero, este es el tipo de historia que debió quedarse con una única película.

 

La enfermedad de Marta

Siempre en el mejor momento comienza justo donde se quedó la película anterior, con Gabriel llegando al hospital, y Marta siendo internada para la operación pulmonar. Tal y como era de esperarse, Marta tiene una cirugía exitosa, y, con el tiempo, se reconcilia con Gabriel.

Estos pulmones que le han sido donados le permiten tener una mejor calidad de vida, en la cual ya no depende de los aparatos de oxígeno. Aun así, el doctor le deja en claro que debe ser consciente de su enfermedad, y prestar atención a su cuerpo.

Así lo hace, por un tiempo, viviendo como cualquier otra persona, hasta que, recae con toses cada vez peores. Lamentablemente, en vez de ir con su doctor de forma inmediata, prefiere callar, para no preocupar a nadie, y hacer como si nada malo pasara.

Aquí vemos cómo ella no parece haber evolucionado en lo más mínimo desde la primera película, con su tendencia a guardarse su dolor para sí misma. De hecho, llega al punto de apartar a sus amigos de toda la vida, colocando escusas vagas relacionadas con la pareja, para que no se enteren de lo que pasa.

En la primera entrega, por lo menos, permitía que ellos supieran que estaba enferma, que la acompañaran a consulta y cualquier otro procedimiento, pero en esta, se desconecta de la realidad. Por sí misma se encierra en una burbuja en la que ni siquiera su pareja se entera del deterioro de su salud, hasta que es tarde.

 

La mudanza

Ahora que Marta y Gabriel son oficialmente pareja otra vez, llevan su tiempo juntos, y ambos buscaron la forma de generar dinero, deciden vivir juntos. El problema es que, a pesar de que Marta tiene casa propia, no quiere echar a sus amigos de allí, así que prefieren alquilar algo.

Vemos como Marta y Gabriel buscan apartamentos incansablemente, con una aparente falta de presupuesto, mientas Federica, su amiga que ha quedado desempleada, usa la habitación libre para alquilar. Como espectadores, toda la situación es un tanto extraña, pero en realidad solo está allí para mover la trama.

Siempre en el mejor momento, lazos familiares y enfermedad

El pasado de Marta

Poco a poco nos muestran pequeñas partes del pasado de Marta, en el que se ve cómo fue criada por una abuela estricta, a quien abandonó apenas tuvo la oportunidad. Al enterarse Gabriel, su única idea es intentar que ambas se reconcilien.

En vez de preguntarle a Marta, o siquiera intentar comprender las razones reales detrás de este rechazo, Gabriel va a buscar a la señora a espaldas de Marta. Ella, por supuesto, no quiere ver a la nieta que nunca quiso, y no es hasta cerca del final, que al fin decide, por magia del guion, ir a verla.

 

El romance de Jacopo

Jacopo, el mejor amigo de Marta, busca el amor mediante apps de citas, tal y como vimos en la segunda película. Por casualidad, termina teniendo citas con el nuevo doctor de Marta, con quién todo parece ir bien.

El problema es que este hombre no parece tener muchas ganas de comprometerse, saliendo con otros chicos, mientras ve a Jacopo. Él, por supuesto, se molesta por ello, dándole un ultimátum.

Esta historia secundaria llega hasta ahí, con Jacopo solo, porque el doctor no quiere algo serio con él, y le toca regresar a las apps de citas.

Por su parte, Federica, renuncia al empleo de la película anterior porque no se siente cómoda allí. Cómo última opción, recurre a alquilar la habitación que solía ser de Marta, lo que termina en una inquilina que abandonó a su bebé allí por varios días.

 

La subtrama de la influencer

En la segunda película vimos cómo la prima de Federica, que es influencer, se enamoraba de un chico nerd y tonto, volviéndose novios oficialmente. Los problemas, en Siempre en el mejor momento, inician cuando ella se da cuenta de que su novio está ganando popularidad.

Ya sea por celos de que le vaya mejor que a ella, o por celos de que ahora otras chicas quieran estar con él, decide publicar de forma anónima un viejo vídeo de él. En este, se ve cómo sufría bullying de parte de sus compañeros, al punto de mojar sus pantalones.

Todo se resuelve cuando le cuenta la verdad a su novio, y este le pide que a cambio pida disculpas públicamente. Sobra decir que, con esto, perdió miles de seguidores.

 

La reconciliación

Cuando Marta es internada por su recaída en la enfermedad, al fin aparece su abuela, quien, casi fue obligada por la insistencia de Gabriel. Al ver a su nieta en tal situación, hace las pases con ella, por miedo a perderla para siempre.

Lo curioso de todo esto es que Marta en ningún momento demostró extrañarla o necesitaría, todo fue una idea de Gabriel. Si bien todo salió bien al final, este encuentro pudo ser más perjudicial que bien, no obstante, a fuerza de guion, la perdonó inmediatamente.

Siempre en el mejor momento termina con una gran sonrisa de parte de Marta, que ahora parece tener la vida perfecta, con amigos que la aman, un novio maravilloso, y una relación familiar restaurada.