Un castillo por Navidad, simplemente mala

Un castillo por navidad

Un castillo por Navidad

Ya hemos mencionado las mejores películas clásicas de navidad para disfrutar en familia, ahora, por el contrario, hablaremos de Un castillo por navidad, la peor película navideña de Netflix hasta la fecha. Criticada en exceso desde su estreno, esta película se siente fuera de lugar, desde las actuaciones, hasta la ambientación, con una trama demasiado idealista e irreal.

 

La trama

Seguimos la historia de Sophie, una escritora best seller que se envuelve en un escándalo, razón por la cual decide ir de vacaciones a Escocia y visitar el castillo en el que vivió uno de sus parientes. Todo se complica cuando, en un capricho, compra el castillo que se encontraba hipotecado, haciendo enfadar a su anterior dueño, con quien surgirá el romance.

Los grandes problemas de la trama

Cada parte de la película tiene distintos fallos, por lo que ahora mencionaré cada uno de estos.

 

Los fans

Apenas inicia la película ya hay un fallo, y es la sobre reacción de los fans ante la muerte de un personaje de los libros de Sophie, quien afirma que deberían estar agradecidos por el hecho de que lo hubiera asesinado de forma rápida, cuando podría haber hecho que sufriera mucho más. Esto demuestra una clara inmadurez en la autora, que además no duda en dejar todo de lado para irse de vacaciones mientras sus fans siguen haciendo protestas en la editorial.

Por si fuera poco, su única razón para asesinar al personaje se debía a que lo había escrito inspirándose en su exesposo, a quien ahora odiaba más que a nadie en el mundo luego de su caótica ruptura.

Un castillo por Navidad

El viaje

Aunque la razón para ir a Escocia es completamente entendible, puesto que quiere reforzar los lazos con su pasado y su familia al visitar un lugar donde vivió uno de sus familiares, la manera en que se comporta durante el mismo deja mucho que desear.

Al llegar a Escocia se registra en una posada donde conocerá a sus nuevos amigos, una vez instalada, va directamente a ver el castillo, exigiendo que se le dé un tour por la misma, a pesar de que ya se le ha informado que las visitas guiadas habían terminado por ese día. Con su insistencia consigue que el propio duque, Miles, quien se presenta cómo un simple empleado del sitio, acepte dar el recorrido, pidiéndole que siga sus indicaciones.

Sophie, lejos de hacer lo que pide aquel hombre, rompe cada regla que se le atraviesa, subiendo a plantas prohibidas, moviendo cosas, sacando fotos donde no está permitido… todo esto hace molestar a Miles, obligándolo a aceptar que la razón por la que el paso a esos lugares es negado a los visitantes, es que él mismo vive allí. Al ver su descontento, y ser regañada por lo que no debía haber hecho desde un principio, Sophie enfurece y hace algunos berrinches mientras se va de la propiedad, pensando en alguna forma de hacerlo pagar.

 

La estafa

La única motivación real de Sophie para comprar el castillo es hacer molestar a Miles, creyendo que se convertirá en su empleado, puesto que no sabe de su posición como duque. Ante tal giro de eventos, Miles idea una manera

de estafar a Sophie, haciéndole una oferta en la cual ella pagará una parte del precio del castillo, para luego colocarle un límite de 90 días en los que deberá aprender a manejar el castillo por su cuenta, de lo contrario no podrá conservar el castillo, y el dinero no se le devolverá.

Apenas Sophie acepta estas condiciones Miles hace lo imposible para que las tareas del castillo la superen y se rinda. Comienza dejándola dormir en una de las habitaciones más frías y polvorientas, para luego mostrarle todos los tipos de mantenimiento que se requieren hacer constantemente.

Nada de esto consigue detenerla, y poco a poco se hacen más cercanos, cuestión que está muy bien al cumplir el cliché de los amantes que inician odiándose, pero que no puede tomarse realmente en cuenta por lo infantil del comportamiento de ambos en la mayoría de las escenas.

 

El vestido y la propuesta

Pasan los días, y Sophie decide organizar una gran celebración de navidad en el castillo, colocando un árbol, cantando villancicos, y, por supuesto, haciendo una fiesta. Es en esta fiesta que decide usar un vestido que encuentra en el castillo, un supuesto vestido auténtico, a pesar de que no tiene nada de tradicional, y resulta que este mismo le pertenecía a la madre de Miles, por lo que este se enoja un poco al verla usarlo.

Esto, que podría ser un buen punto para una discusión, no termina en nada, al contrario, el verdadero problema llega cuando Sophie, ya un tanto enamorada de Miles, le ofrece que se siga quedando en el castillo, a lo que él enfurece, con el orgullo herido, al oír cómo ella le ofrece un cuarto en lo que para él sigue siendo su propia casa. Ambos discuten un poco por esto, y Sophie por un momento piensa dejar todo para volver a su ciudad, pero al final cambia de opinión y vuelven a estar juntos, acabando la película.

Con todo esto, a duras penas logramos ver un poco de desarrollo de personaje en Miles, quien poco a poco se deja llevar por este nuevo amor y cambia su forma de ver el mundo. Por el contrario, la protagonista en ningún momento madura, todo le sale excesivamente bien, y no queda ninguna enseñanza de su parte.

Sin nada de valor que aportar, una pésima comedia y actuaciones que dan pena ajena por lo infantil que resultan, está película es catalogada por muchos como la peor película navideña de Netflix.