Z quiere jugar, cuando el amigo imaginario resulta ser real

Z quiere jugar

Z quiere jugar

Los amigos imaginarios son seres muy comunes en las infancias, sirven de entretenimiento o distracción para los niños más solitarios, o hiperactivos. Pero, ¿y si los amigos imaginarios, fueran reales? Con esta premisa llega Z quiere jugar, un thriller de terror sobre un niño, cuyo amigo imaginario, es más real de lo que parece.

Esta es una idea que ya se ha tratado en el cine, niños viendo cosas que otros no ven, mientras son manipulados por estos seres, aun así, Z quiere jugar logra traernos un filme muy bien logrado en ciertos puntos, y no tantos en otros.

 

Resumen

Seguimos la historia de Beth, una ama de casa que vive con su esposo e hijo. Todo parece estar muy bien entre ellos, su esposo es amoroso y bueno, su hijo es saludable y se sabe comportar. La típica familia perfecta.

Sin embargo, su hijo tiene un amigo imaginario, cosa que no molesta a sus padres, considerándolo como algo normal e inofensivo. Esto cambia cuando la madre, poco a poco va notando cambios en la personalidad de su hijo, mientras tiene un cada vez más fuerte presentimiento, de que hay algo mal.

Aun así, el punto de quiebre no llega sino hasta el día en que lo ve con sus propios ojos. Z, el supuesto amigo imaginario, es visto por Beth por un segundo, persiguiendo a su hijo. Asustada, corre a proteger a su hijo, solo para darse cuenta, de que este está en perfecto estado.

Ella intenta contarle lo sucedido a su esposo, pero este lo toma como una broma, por lo que Beth decide olvidar lo sucedido, y volver a la normalidad, a pesar de que no deja de sentir algo extraño a su alrededor.

Z quiere jugar

Esto no dura mucho, puesto que Beth descubre, mediante unos vídeos viejos de su infancia, que ella también tenía a un amigo imaginario llamado Z, y que por alguna razón, no lograba recordarlo.

Asustada, lleva a su hijo al psicólogo, quien resulta ser (a mucha fuerza de guion), el mismo psicólogo que la trató a ella de niña, cuando tenía el mismo problema. A él le resulta extraño que el niño vea al mismo amigo imaginario, por lo que le recuerda a Beth su pasado, y le muestra otros vídeos de ella, donde habla más a fondo de Z.

Aquí ya está más que claro, que ese ser no es del todo imaginario, pero aun así no se nos confirma si es un fantasma, un demonio u otro. Luego de esto vemos como Z quiere que ella vuelva a jugar con él,  que se case con él, y que no se aparte de su lado. 

Ambos terminan haciendo un trato, para salvar al hijo de Beth. Por este trato, ella deberá irse con él, y no volver a contactar a su hijo. Como buena madre que es, a pesar de su promesa, se siente preocupada por su hijo, razón por la cual lo llama apenas logra distraer a Z.

Y para finalizar, tenemos escenas poco entendibles, en las que Beth se cuelga de una soga, pero luego aparece bien, como si no hubiera ocurrido. La instrucción del psiquiatra con la policía, que no está justificada, ya que si bien se encontraba en un estado mental un tanto lamentable, ella seguía siendo un adulto capaz dentro de su casa, sin hacer ningún crimen, no hay razón para que la policía entre.

Y un final demasiado abierto, que no nos dice absolutamente nada en cuanto a las dudas que genera la película, ni ofrece un cierre, dejando la película más que lista para una secuela que probablemente nunca llegue.

 

Z

¿Qué es Z realmente? Lamentablemente, nunca se nos da una respuesta real. La respuesta más aceptada es que se trata de un demonio o fantasma vinculado a Beth, que al ser olvidado forzosamente por ella, busca por años la forma de volver, utilizando a su hijo como medio.

Por otra parte, está la teoría de que Beth imagina todo, debido al estrés, y otros problemas psiquiátricos. Pero ninguna de estas dos teorías termina de consolidarse al no dar una respuesta clara, ni los indicios suficientes.

Si es un fantasma o demonio, ¿por qué tiene tanta obsesión con Beth? ¿Por qué el tema de la boda?

Existe otra teoría sobre un posible abuso por parte del padre de Beth, basándose en que él no sale en la película, y que Z tiene la apariencia de un hombre desnudo y sucio, con una obsesión, además de la pérdida de memoria de Beth, cosa que suele ocurrir por traumas.

Pero nuevamente, no hay suficientes pistas de que esto sea así. 

Z quiere jugar

Un final inconcluso

Pocos finales de terror son tan abiertos como este. Cosa que es buena o mala según cada espectador. Si eres de los que no suelen analizar mucho las películas, puede que te parezca muy buena la decisión de dejar a Z libre al final, sin saber qué es realmente, pero con la seguridad de que está ahí, y nunca se irá, cosa poco común en los filmes de horror, que suelen darnos un final trágico, o un final feliz.

Por el contrario, si analizamos un poco la película, la cantidad de cosas dejadas de lado son tantas, que este final solo termina de arruinar el filme por completo, perdiendo todo significado.

Y si a esto le sumamos la escena donde Beth se suicida ahorcándose, pero vuelve a aparecer bien y normal segundos después, la cinta, queda como un chiste mal contado, causando más molestia y confusión en el espectador, que entretenimiento y horror, puntos a los que apelaba la película.