Una serie polemica
La serie de A24, distribuida por HBO que ha provocado mucha polémica desde su estreno. Euphoria nos muestra un mundo corrompido, desgastado y aberrante, donde los jóvenes tienen un acceso a drogas y alcohol tan sencillo, que se les hace fácil volverse adictos, terminando en una combinación de alucinaciones, sobredosis, sexo, violaciones y muerte.
Lo peor de todo esto, es que la serie realmente tiene muy poca fantasía, ya que, contrario a lo que más de uno llega a pensar, lo cierto es que esta es la realidad actual, este es el tipo de mundo al que se enfrentan los jóvenes. Un mundo tan caótico, con reglas tan fáciles de romper, que pareciera que no existieran, ni les interesan.
Euphoria llega como un balde de agua fría a los padres que piensan que pueden proteger a sus hijos del mundo prohibiéndoles salir de noche, y diciéndoles que no se junten con gente “rara”. Nada más lejos de la verdad, las apariencias engañan a un punto que llega a ser mortal en muchos casos.
Euphoria
La historia de una chica de instituto que es una adicta, sufre de depresión, y debe tomar pastillas para todo. El poco entendimiento de los padres, su soledad al no sentirse comprendida, el hecho de saber que lo que hace está mal, que su vida es un asco, y es ella misma quien se mantiene en ese estado, pero que aun así no piensa dejarlo.
Esa es la realidad de muchos hoy en día. Aunque si bien Euphoria cuenta con algún par de cosas que podrían parecer exageradas, en realidad esto está hecho así, para mostrar cómo es el mundo de estas personas, como ciertas cosas que parecen pequeñas pueden crear grandes desastres.
Nos muestra cómo un “deja de hacer eso, y ve a hacer algo que te haga feliz”, un “piensa en las personas que te aman y se preocupan por ti”, y un “solo necesitas ver las cosas desde el lado positivo” no sirven, ni ayudan en absolutamente nada. Sobre todo a alguien que no se siente con la capacidad de cambiar, aunque este sepa qué es lo que hace mal, y qué tiene que hacer para cambiarlo.
La soledad
Euphoria puede parecer una cosa de otro mundo para las generaciones pasadas, aquellas que no supieron lo que era un teléfono celular hasta tener mínimo la mayoría de edad, personas que tenían una vida social y una personal, y nada más. Por supuesto, estas generaciones tenían sus propios problemas, sin embargo, estos problemas han cambiado casi completamente desde ese entonces.
En una época donde la felicidad, amistad, y atención se basa en la cantidad de likes, quienes nunca llegaron a este punto pueden verse muy poco identificadas con esto, pero, hay algo que sin duda alguna ha azotado a todas las generaciones, desde la actual, hasta las de siglos antes. La soledad.
Es esta soledad, y el cómo nos enfrentamos a ella lo que siempre ha sido el foco de sufrimiento humano. Sinceramente, en la mayoría de los casos habrá una solución a los problemas, mientras tengamos en qué apoyarnos, para no caer. Pero, si te sientes solo y acabado, ¿cómo puedes salir de esa desesperación?
La soledad, recordemos, no se trata de si tienes amigos o familiares que te quieran, sino de cómo tú te sientes con respecto a estas relaciones. Puedes tener mil amigos, y sentir que todos son falsos, que solo están por lástima, o por sacar algún provecho, puedes sentir que ninguno está para ti realmente, y eso es algo que ninguna palabra bonita puede cambiar.
Las redes, la aceptación y la dopamina
¿Quién no tiene una cuenta en Facebook hoy en día? ¿Y una en Instagram? Mientras una de estas te muestra lo que hacen tus amigos —sin ti—, te recuerda los cumpleaños —a los que no te invitaron—, y te recuerda momentos de hace años —con personas con las que ya no hablas—. La otra te presenta personas hermosas —a las que nunca te parecerás—, comida deliciosa —que si comes, te engorda—, y lo que hacen tus conocidos —que tienen vidas mejores que tú—.
Y así eternamente. ¿Te imaginas subir una foto y tener tantos likes como una celebridad? Eso solo puede significar que eres hermoso/a. Pero, ¿y si no logras más de 3 likes? ¿Realmente les gustaste o solo están ahí por familiares, o gente que sintió pena por ti?
Ese es el pensar de todos los días, la presión social, el temor a subir una foto en mal ángulo, el ser criticado, sumado con el sentimiento de felicidad al lograr cierta cantidad de likes y comentarios. ¿Hace falta decir más?
Y ni hablemos de los sitios de contenido adulto, y de lo fácil que es presionar un botón que dice “sí, soy mayor de 18 años”. Con sus vídeos irreales, que muchos llegan a tomar como única guía.
Las fiestas, y lo que ocurre dentro y fuera de ellas
Si eres padre, seguramente no te gustaría el hecho de que tu hijo o hija, menor de edad, se vaya de fiesta a un lugar desconocido hasta el amanecer, no vaya a ser que en la fiesta hallan sustancias ilegales o algo por el estilo, ¿cierto?
Bueno, te tenemos una noticia, estas cosas son tan fáciles de conseguir, que hasta un niño de 10 años en una esquina te las vende. Y ni siquiera son caras, con lo que le das a tu hijo/a para comer fuera, puede comprarse unos gramos.
Esto es algo que mucha gente no entiende, y esta serie nos reafirma. Están en todas partes, y cualquiera puede conseguirlo.
Una de las polémicas que causó esta serie fue “incitar al consumo”, a pesar de que se esfuerza en mostrar todo lo malo que sucede cuando se consume, todos los riesgos reales.
¿Quieren oír historias reales? Yo conozco a un par de niños de 14 años que casi mueren de sobredosis. Nadie los estaba obligando, ellos solos aceptaron que lo probaron por pura curiosidad, en un día cualquiera, en la casa de uno de ellos, mientras sus padres no estaban. Estas son cosas del día a día.
Lo que nos quiere decir Euphoria
¿Sinceramente? Nada. Euphoria no es como otras series que intentan hablar de un tema y lo satanizan, o lo idealizan, para dar un mensaje específico al público, a veces siendo escuchado, y a veces no.
Por el contrario, Euphoria nos da los hechos, nos revela lo que ocurre, todas sus consecuencias, y cosas “buenas”, lo que pasa por la mente de las personas que toman estas decisiones, y nos dejan con eso. Hacen que nos pongamos a pensar por nosotros mismos, si lo que acabamos de ver está bien o mal, si es lo que deseamos, o algo a lo que no queremos llegar.
Esa es la única forma real de concientizar, no dándole un mensaje directo a la audiencia, sino dejando que ellos mismos decidan. Aunque claro, esto no acabará con todo lo malo del mundo, pero al menos será una palanca para ser más conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor.