¿Quién mató a Sara? Temporada 3
Al fin llega a Netflix la tercera, y última, temporada de «¿Quién mató a Sara?» En esta, se revelan todos los secretos, sin más giros de trama, ni misterios a medias.
En la primera temporada nos presentaron a los personajes, en la segunda, conocimos un poco más a fondo a Sara en vida, así como las razones que la llevaron a hacerse varios enemigos. En esta última entrega, nos centramos por completo en las cosas que pasaron después de su supuesta muerte, así como de la razón de ello.
Sara y el psiquiátrico
Tal y como ya se había revelado en la temporada 2, Sara sufre de esquizofrenia, por lo que debe ir a un psiquiatra que maneje su trastorno. Allí, todo parece ir de forma regular, hasta que, poco a poco, Sara se siente incómoda con este doctor y los medicamentos, cosa que quiere mencionar a su madre.
Por desgracia para ella, al ser un trastorno tan grave, su madre prefiere dejar todo en manos del doctor, ignorando los pedidos de Sara. Luego, cuando ocurre el accidente, y el cuerpo de Sara es llevado al hospital para intentar salvarla, la dan por muerta en el informe.
El doctor aprovecha este evento para secuestrar a Sara, fingiendo su muerte, para poder usarla como conejillos de indias en un experimento para acabar con la esquizofrenia. Durante el mismo, Sara da a luz a su bebé, para luego quitarse la vida, frenando el experimento, ya que era la única víctima esquizofrénica que había conseguido.
El doctor cuida de esta bebé por los 18 años, esperando poder utilizarla en su proyecto, pero, para su desgracia, ella consigue escapar. Al ser exactamente igual a su madre, la hija de Sara, Lucía, se encuentra con Alex, y le explica lo ocurrido.
El plan del doctor
Por supuesto, llegar a secuestrar de esta forma a alguien no es algo que se consiga por pura casualidad. Todo esto se logró por la astucia del doctor, y su terrible plan.
Él se nos muestra como un hombre obsesionado con buscar la cura de dos «enfermedades», la esquizofrenia, y la homosexualidad. Da discursos sobre cómo esto mejoraría al mundo, curando a todos los «desviados».
Es aquí cuando la serie se siente decaer un poco, ante el argumento del villano. Puede ser entendible que pueda llegar a casos extremos para curar la esquizofrenia o, puede ser tan homofóbico como para pensar que esto se puede «curar». No obstante, no tiene sentido que sean ambas.
La parte de la homosexualidad parece incluida casi para darle una razón de ser a Chema y algún que otro personaje. Simplemente, no tiene sentido que experimente con ambos tipos de «enfermedades», como si fueran un mismo y único proyecto.
Aun si se trata de solamente una excusa para torturar personas, la combinación de ambos casos resulta demasiado extraña como para ser creíble. Sobre todo si tomamos en cuenta la manera en que el doctor consiguió capturar a Sara.
Lejos de ser un «simple» robo de un «cadáver», vemos cómo el doctor comienza a trazar un plan desde el momento en que diagnostican su esquizofrenia. Él consigue, con ayuda de Marifer, hacer que Sara conozca a la familia de César, se haga pareja de su hijo, se quede embarazada, conozca a su padre, Abel, quede endeudada…
Todo continúa de esa manera hasta que su madre la obliga a tomar tratamiento, en el cual, el doctor se asegura de empeorar su trastorno, hasta que ya no tenga más opción que permanecer allí. Pese a estarlo logrando, para no dejar nada al azar, provoca el accidente de Sara, e incluso mueve los hilos para que sea Alex quien cumpla condena.
Lo único que se salió de su control, fue el suicidio de Sara, y el escape de su hija 18 años después. A este punto, solo podemos ver lo irreal del asunto, en una serie que había estado armando muy bien su trama hasta el momento.
Chema
Con Chema en la cárcel, en los últimos capítulos de la segunda temporada, parecía que no lo volveríamos a ver, sin embargo, logra salir de allí con ayuda. Lo primero que hace es reunirse con su madre, quien quiere comenzar desde cero, y centrarse en sus hijos.
Lamentablemente, esta paz dura poco, puesto que su madre sigue pensando que la homosexualidad es un pecado terrible, y manda a Chema a un centro de «rehabilitación». Da la casualidad, que este es justo el consultorio del doctor que secuestró a Sara, quien no duda en incluir a Chema en sus experimentos.
Aquí Chema sufre viendo cómo su madre se queda con gran parte de la herencia que le correspondía a él, de parte de su novio fallecido, y lo envía, con supuesto amor, a su perdición. No tarda mucho en perder las ganas de vivir, con el abuso constante, y un psicópata que no para de decirle que todo es su culpa, por ser como es.
El final de César
Después de escaparse a una isla paradisíaca por los problemas, César decide volver cuando se queda sin dinero, por culpa de Alex, que lo hackea. Al llegar, se consigue con todas estas revelaciones y, contrariado, se pone de lado de Alex en su ataque contra el doctor.
Finalmente, llegan al escondite del doctor, con ayuda de Lucia, y rescatan a Chema, y asesinan al doctor. Así acaba la serie, de forma un tanto abrupta, luego de tanto alargar la historia, con los personajes que sobrevivieron visitando la tumba real de Sara.
¿Vale la pena “¿Quién mató a Sara?”?
Sus dos primeras temporadas lo hacen muy bien, armando cada trama de manera casi natural, de tal modo en que podemos ver una historia, hasta cierto punto, realista. Pero, todo se derrumba en su tercera temporada, que pasa a ser demasiado fantasiosa, con una especie de «supervillano», capaz de controlar a todos.
Aun así, la historia resulta entretenida y, dejando las inconsistencias del final de lado, tiene muy buenos giros de trama, que le dan una cara nueva a cada temporada.